SOBREVIVIR AUNQUE
CUESTE LA VIDA.
El fallecimiento
reciente del escritor uruguayo Eduardo Galeano causó un gran impacto
internacional y en especial, en el ámbito latinoamericano. Igualmente el
impacto llegó a nuestro país, un país que él amaba y al que había visitado
varias veces desde los tiempos de la dictadura. Podemos leer en su biografía
que en Eduardo Galeano “conviven el
periodismo, el ensayo y la narrativa, siendo ante todo un cronista de su
tiempo, certero y valiente, que ha retratado con agudeza la sociedad
contemporánea, penetrando en sus lacras y en sus fantasmas cotidianos” y que “Con las Venas Abiertas de América
Latina” logró concretar su obra más popular y más citada, en la que “condena la
opresión de todo un continente a través de páginas brutalmente esclarecedoras
que se sumergen en la amargura creciente y endémica de América Latina” En su
homenaje Ticio Escobar le dedicó un amplio comentario en el Correo Semanal del
Diario Última Hora, del sábado 18 de mayo pasado, bajo el título de: “LAS
PALABRAS ANDANTES DE EDUARDO GALEANO. Un
recuerdo a la vez íntimo y público en torno a la figura y la obra del autor de
MEMORIA DEL FUEGO, un escritor masivo y profundo” destacando que al
extraordinario escritor uruguayo siempre le interesó nuestro país. Las veces
que se encontraron su pregunta obligada era: “Y ¿cómo van las cosas por allá?
Jodidas ¿no? Las cosas por allá indicaban su interés, su preocupación y el
dolor que sentía por nuestro país. La última vez que visitó nuestro país fue
cuando Fernando Lugo asumió la Presidencia de la República. Lo que se destaca
en su obra es una suerte de dualidad bastante rara: A pesar de que sus escritos
no tenían concesiones y decían cosas duras, siempre lo hacía sin perder jamás
la ternura. Sus posiciones “radicales e inclaudicables contra la explotación,
la injusticia así como contra toda forma de desigualdad y discriminación
coincidían con la admiración por la belleza menuda, por las puntadas del
silencio que sostienen la poesía. ¿Cómo alternaba el discurso firme de la
denuncia con la metáfora?” El otro
aspecto que destaca Ticio Escobar en su comentario sobre nuestro autor es su
gran espíritu crítico y autocrítico. En ese sentido hay que reconocer que el
cuestionamiento más duro respecto a su propia obra “Las Venas Abiertas de
América Latina” provino de él mismo, porque la consideraba inmadura e
insuficiente en cantidad de datos y severidad de análisis. Pero para Ticio
Escobar, justamente esa “inmadurez” esa impaciencia de joven indignado de apenas
31 años, fue lo que generaba la energía potente que tanto impactaba. “Esa obra
– sigue diciendo – es responsable de la conciencia crítica y de la sed de
utopías de generaciones enteras. Su estilo, no estrictamente académico, atraía
(y sigue haciéndolo) a los jóvenes acercándoles ideales frescos e indignación
necesaria” El comentario concluye con la mención de la respuesta de Eduardo
Galeano cuando Ticio Escobar le requirió por su estado de salud: “Aquí,
peleando contra el dragón de la maldad, que es duro de roer…la vamos llevando,
como te dije la vez pasada, bajo el lema que inventé para que me ayude
¡sobreviviremos, aunque nos cueste la vida!” El dragón se llevó al escritor, el
13 de abril pasado, pero su vida y su obra, sobrevivirán para siempre.
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