EL HOSPITAL Y LA SALUD.
El 12 de mayo pasado fue celebrado el Día Mundial de las
Enfermeras. El calendario dedica un día para recordar una determinada profesión
con la intención de resaltarla y de valorizarla pero en lo que se refiera a la
celebración, la mayor de las veces nada se celebra realmente. En particular la
fecha siempre nos hace recordar a un familiar nuestro, a la tía Cirila como cariñosamente se la
llamaba, que llegó a ejercer la profesión de enfermera. Siendo una muchacha, terminado el ciclo
básico, se vino a Asunción desde su
ciudad natal Concepción con todas sus ilusiones de abrirse paso en la vida. Se
graduó como enfermera y emprendió viaje en busca de mejores horizontes con
destino a la ciudad de Buenos Aires. Allá consiguió escalar en la profesión y llegó
a trabajar en el renombrado Sanatorio Güemes del famoso médico Cardio cirujano argentino
René Favaloro. Allí consumió los mejores años de su vida hasta que regresó a su
país y a su ciudad. La gran urbe la había consumido. Pero aparte de esta recordación familiar,
este 12 de mayo pasado, nos llamó
gratamente la atención, las declaraciones formuladas por la Presidenta de la
Asociación de Enfermeras del Paraguay María Concepción Chávez, en el programa del
periodista Carlos Martini del Canal 13. Es bueno recordar – decía – que la
salud no significa solamente hospital como generalmente piensa la gente al
recordar la profesión de las enfermeras y de los enfermeros. Es cierto que los
hospitales de nuestro país requieren con urgencia de más de 2000 enfermeras en
estos momentos y unas diez mil, a largo plazo, afirmó. Agregó además que la
atención de la salud de la población es crítica porque en los hospitales y
centros de salud se carece de infraestructura necesaria, de personal médico
suficiente, y por sobre todo de medicamentos. Pero cuántas de estas necesidades
se hubieran obviado si la sociedad y las autoridades comprendieran que la salud
es mucho más que hospitales y centros de salud. La salud es buena alimentación,
es vivienda digna y adecuada, y es seguridad para la población. La salud se
protege y se fortalece con las acciones preventivas. Las funciones de las
enfermeras pueden ser más preventivas que curativas. En cada barrio, en cada
asentamiento se debería contar con la presencia de una enfermera para los primeros
auxilios, con las informaciones básicas necesarias de prevención y con
capacidad de orientar y conducir a los necesitados hacia los centros
hospitalarios. La creación de las Unidades de Salud, ha sido un gran avance en
el servicio público, porque por primera vez, es el médico el que visita a las
familias y rompe el esquema de la incomunicación que ha causado que una gran
parte de la población permanezca fuera del circuito de los servicios de salud.
Pero las Unidades de Salud se reducen a menudo a un solo profesional médico y
es necesario que también se cuente con el servicio de una enfermera o de un
enfermero. Muy interesantes las reflexiones de la Presidenta de la Asociación
de Enfermeras de nuestro país. Es cierto, es doloroso ver el peregrinaje de nuestros
conciudadanos que concurren a los centros hospitalarios todos los días. Es
doloroso ver todos los días cómo los corruptos dilapidan recursos que son
imprescindibles para la atención de la salud de la población. También duele
saber que la desnutrición y el hambre de un gran sector de la población es una
suerte de condena de muerte o invalidez para esos compatriotas. Finalmente
también duele comprobar que la ciudadanía – lamentablemente - no asocia esta
degradante situación deficitaria de la salud, con la corrupción política
reinante. Cada vez que un compatriota
llora por la muerte de un ser querido debido a la carencia de camas de terapia
intensiva o por falta de medicamentos, ese llanto nos alcanza a todos, porque nos enrostra el fracaso y la incapacidad que tiene nuestro país, como
nación y como estado, de garantizar para todos, la vigencia de un derecho
humano fundamental: El derecho a la
salud, el derecho a la vida.
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