LA DEUDA HISTÓRICA CON EL PUEBLO.
Dentro del maremágnum de la política nacional con predominio
de lucha de poder a cualquier precio, debe
considerarse como sumamente importante que se vislumbre aunque sea una pequeña luz de esperanza en
esta gran noche de la incertidumbre
respecto al presente y al futuro del país. En realidad debemos mantener la
esperanza y creer que no todo está perdido. En eso nos hace pensar la lectura
de un titular del Diario ABC color del día de la fecha, 7 de mayo del 2015, que dice: “LLANO
PLANTEA UN GRAN DIÁLOGO POLÍTICO PARA PACIFICAR EL PAIS” La información sigue diciendo: “El titular
del Congreso Senador Blas Llano, planteó un gran diálogo entre dirigentes
políticos y sociales para pacificar el país. Indicó que éste es un momento
ideal en coincidencia con la próxima visita al Paraguay del Papa Francisco” En
el texto de la nota se destaca que
“sugiere una concertación, un gran diálogo entre todos los sectores políticos y
sociales para reconocer ante la ciudadanía la deuda histórica que se tiene con
el pueblo paraguayo. Qué imagen podemos dar – siguió diciendo – teniendo una
deuda social muy grande y no atendiendo esa deuda social ¿No sería el momento
de dejar y despojarnos cada uno de nuestra camiseta partidaria o sectorial y convocar
a un gran diálogo y una concertación nacional sobre los grandes temas:
Económico, social, político, energético, cultural con todos los sectores
políticos para elaborar una agenda? Y cuando venga el Papa Francisco, decirle:
Esta es la agenda de la clase política y de los dirigentes sociales para saldar
la deuda histórica que se tiene con el pueblo paraguayo” Debemos coincidir, que en el fondo, aunque no
haya sinceridad o capacidad para un emprendimiento de esta naturaleza una
declaración así es esperanzadora porque puede tratarse de una oportunidad para
el país. Naturalmente esto requerirá de una reconversión de la clase política
porque en realidad, es ella la principal deudora. En este punto es bueno recordar algunas de
las cuestiones que trasuntan esta deuda: La deuda histórica es la miseria a la
que se tiene condenado a un gran sector de la población nacional que sufre
hambre; es el despojo de sus tierras a compatriotas campesinos agricultores
ante el avance, fuera de toda norma legal, de la producción empresarial agro
ganadera; deuda histórica es el despojo de sus tierras ancestrales a los
pueblos indígenas y el avasallamiento de sus culturas; es el sometimiento a la
ciudadanía bajo el yugo de un sistema político prebendario y clientelista que envilece
y debilita un verdadero sistema político democrático y participativo; es deuda
histórica la corrupción generalizada y el robo de los recursos del estado
dejando a vastos sectores de la población sin comida, sin trabajo, sin
viviendas, sin hospitales y sin escuelas apropiadas; deuda histórica es la
deforestación indiscriminada y salvaje así como la contaminación de los
recursos hídricos; es deuda histórica, la enajenación de los bienes y riquezas
del país a favor de empresas extranjeras con grave deterioro de la soberanía
nacional. Finalmente es deuda histórica grave el haber permitido que el
narcotráfico se instale en el país e instaure su poder político destructivo. Es
probable que el listado pueda continuar, pero lo señalado hasta aquí conforma
un legajo importante para el temario de una propuesta de concertación nacional.
Si por lo menos logramos la coincidencia y la decisión de combatir seriamente
la corrupción y el narcotráfico, se podría lograr un avance importante. Ojala
que el Papa Francisco, nos ayude a discernir ese nuevo camino que pueda
permitir que el país avance hacia un futuro, totalmente diferente y predecible.
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