LA MARCHA DE LOS
JÓVENES.
La marcha de los
jóvenes estudiantes para el 18 de setiembre próximo es un acto esperanzador de
gran importancia. Importante porque los jóvenes vuelven a asumir un
protagonismo en ese rol de cuestionar, debatir y manifestarse. Últimamente han
sido objeto de críticas por los líos que arman, por sus comportamientos, por
sus formas de vestir y de divertirse. Se les ha acusado de no tener personalidad,
de ser simplemente masa consumista, más propensos a la drogadicción y con muy
pocos valores asumidos en sus procesos de formación como personas. En
primer lugar hay que aclarar que si nuestros jóvenes se comportan de esa
manera, ellos no tienen totalmente la culpa, porque ese el mensaje que vienen recibiendo de una sociedad en crisis, de
corrupción y de grandes antivalores; de una sociedad cada vez más mezquina e
insolidaria, que deja al descubierto la pobreza extrema, la falta de trabajo y toda clase de carencia por un lado, y
por el otro muestra la ostentación, el lujo y el despilfarro de bienes
provenientes la mayor parte del Estado, que refleja una verdadera gran
injusticia. Todo esto viene convirtiendo a nuestros jóvenes en víctimas
pasivos de un sistema acrítico y despersonalizante que no ayuda para la
generación de una sana rebeldía, de denuncias y protestas, contra un estado
calamitoso de la educación nacional. Por eso, más que la marcha hay que mirar
el proceso que desemboca en la misma. Todo
comenzó con las “Sentatas” del Colegio Cristo Rey, práctica que fue ganando
espacios en colegios privados y públicos, convirtiéndose en pequeñas asambleas
donde los jóvenes comparten sus inquietudes, sus sueños y sus dificultades
centrando sus visiones en el estado actual del sistema educativo, que arrastra
desde hace mucho tiempo graves carencias en materia de infraestructura, la
falta de una adecuada remuneración y capacitación de los docentes, y el bajo
nivel de la inversión pública en este ámbito. Reclaman y exigen el
mejoramiento de la educación tanto para el sector público como el privado.
Educación de calidad y totalmente gratuita en el sector público. En ese sentido
hay que reconocer que es responsabilidad del Estado fortalecer la excelencia de
la educación en las instituciones públicas. Se sumarán a la marcha los docentes
de las distintas organizaciones por considerar que los reclamos de los jóvenes
responden también a la causa de sus ideales de lucha. Esperamos que las autoridades educativas acepten con beneplácito esta
marcha. Porque no se trata de pérdida de clase, sino por el contrario, es una
clase muy especial en la materia de participación y responsabilidad ciudadana,
que debe ser parte fundamental del sistema educativo. Felicitaciones a los jóvenes
por esta iniciativa, por la exigencia de una educación de calidad para nuestro
país, y por el claro mensaje que envían a las autoridades y la clase política
de que es urgente incrementar la inversión en educación de manera prioritaria
para intentar superar el atraso a que hemos sido sometido por culpa de la
corrupción y el robo de los bienes públicos. La educación es un derecho humano
que debe ser respetado y nos alegra y nos alienta que sean los jóvenes, quienes
marchen enarbolando la bandera de la lucha por la vigencia de este bien
fundamental para nuestra sociedad.
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