LO SOCIAL Y
LO POLÍTICO.
Es habitual
que estos conceptos se utilicen a menudo como contrapuestos de manera intencional o por desconocimiento haciendo
que al final esta contraposición se convierta en un recurso de confusión.
Vayamos a un ejemplo. El propio gobierno y sectores empresariales interesados,
descalifican la validez de las protestas de los campesinos contra las
fumigaciones de los sojales que se realizan sin respetar las normas
establecidas y que por ello se constituyen en verdaderos atentados contra la
salud de las poblaciones campesinas e indígenas, con el argumento de que esa actitud responde a
la ideología política que se opone al modelo de la agricultura empresarial. Con
eso estaría todo dicho. Se minimiza porque es una cuestión política, ya no se
analiza la veracidad y la justificación de las denuncias. En esa misma
dirección operan los medios de comunicación comercial y la ciudadanía
finalmente resulta anestesiada. Ya no llaman la atención las represiones, las
imputaciones, los daños causados a la salud, la pérdida de las parcelas de
tierra, las muertes nunca aclaradas de dirigentes campesinos y los desalojos
violentos. Entre lo social y lo político no hay verdaderamente contraposición
sino más bien una relación de causa-efecto. Frei Betto, gran escritor y
pensador brasileño sostiene la necesidad
de que las cuestiones sociales se conviertan en cuestiones políticas para que
formen parte de los programas de gobierno de los partidos y movimientos políticos y sean encaradas como
objetivos específicos en la gestión del bien común. En nuestro medio a menudo
se confunde la política de estado propiamente dicha con la dirigencia política
partidaria, últimamente muy desprestigiada, bajo el imperio de la corrupción y
el clientelismo. En las manifestaciones ciudadanas y en los reclamos sociales
se insiste en apartar la subalternización política partidaria de los mismos. No
queremos que ninguna agrupación política utilice nuestros reclamos como bandera
o insignia de los objetivos partidarios,
lo que en la práctica de alguna manera debilita nuestros reclamos al no
poder traducirse en objetivos de política nacional. Necesitamos del gran
movimiento ciudadano, necesitamos descubrir la relación que existe entre
nuestras necesidades y reclamos y los malos gobiernos que vienen sucediéndose a
espaldas de los intereses ciudadanos. Los gobernantes seguirán mintiéndonos
irresponsablemente mientras no se potencie la participación ciudadana en la
elección y en el control de las gestiones de nuestras autoridades. No se puede
seguir votando por colores, por los mismos corruptos de siempre, por los que
nos mienten con promesas que nunca cumplen, como se viene haciendo postergando
así los objetivos básicos de dignidad y de justicia para toda nuestra gente que
debe ser una meta impostergable para toda la ciudadanía.
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