EL CHIP DE LA SENADORA.
La señora
Senadora confesó lisa y llanamente. “No puedo entender la política de otra
manera. Es para ayudar a parientes, familiares, amigos y correligionarios a
conseguir un cargo en la función pública. Eso me dice mi chip”. Le acreditamos
la sinceridad. Porque todo el mundo lo admite aunque sea en privado, que el
aprovecharse del cargo que tiene es para ello tan normal, tan propia de nuestra
cultura, que eso siempre se hizo así. Y… ¿Será que siempre se hará así? En esto
radica el meollo de la cuestión. Los abusos cometidos transmiten a la
ciudadanía una sensación de fracaso e impotencia. Es casi seguro que no correrá
el desafuero del único Senador imputado y que cada vez más los señores
Senadores y Diputados se abroquelarán solidariamente. Tampoco ocurrirá nada en
ninguna otra institución, ni siquiera en el Poder Judicial. “El país de las
maravillas” o el país de la joda reconfirma su impunidad. Algún legislador ya
está proponiendo la derogación de la
Ley de la Función Pública ,
dice que para que todo comience de nuevo, es decir blanquear a todos los
funcionarios que accedieron al cargo sin concurso y evitar así que corran algún
riesgo de destitución.
Lo
escandaloso es que mientras se abusa con el lucro del nepotismo y el tráfico de
influencias se declare que no hay recursos para el pago de haberes de
contratados, para la compra de insumos en los hospitales o para facilitar la
gratuidad de la educación. El daño es tremendo y la decepción también. Pero esta
misma situación se está viviendo en municipios y gobernaciones, es decir todo
el país está enfermo del abuso de la corrupción.
Esta
historia no será fácil cambiar. La ética política y ciudadana no es materia
principal de la educación, no se promueve este valor en el seno de los partidos
políticos, ni siquiera en la familia y en las iglesias. Mucho menos en los medios
masivos de comunicación. Estamos dando
saltos al vacío. Por este camino avanzamos hacia el “sálvense quien pueda”. Nos
queda como última esperanza la ciudadanía organizada. Hay una marcha convocada
para el l5 de noviembre próximo desde las 19 horas frente al Congreso. El tema
será repudiar el nepotismo y el tráfico de influencias. Se aconseja ir vestido
de negro y llevar papel higiénico. Las marchas y concentraciones tendrán que
ser reiteradas y organizadas. Deberán también tener objetivos, como por ejemplo
que se apruebe un proyecto de ley contra el nepotismo, que amplía la actual
para involucrar a todos los funcionarios nombrados o elegidos. El Parlamento no
aprobará esta ley, porque es muy difícil que legisle contra sí mismo. Dilata el
tema proponiendo comisiones de investigación que ponga paño frío y haga olvidar
el abuso que se está cometiendo. Es tan difícil entender que necesitamos
cambiar la historia de nuestra nefasta práctica política. Es tan pobre y
deprimente el ejemplo que estamos dando a las nuevas generaciones. La
ciudadanía y los pocos políticos honestos tienen la palabra. Lo que está en
juego es la propia dignidad de la nación.
Comentarios
Publicar un comentario