CORRUPCIÓN
DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
En la
amplia entrevista al jurista español Jesús María Silva Sánchez publicada por el
Diario Ultima Hora en su edición del 15 de setiembre pasado analiza el tema de
la corrupción de los partidos políticos. El mencionado jurista español no dudó
en sostener que: “La corrupción de los partidos políticos es el talón de
Aquiles de la democracia”.
Mencionó
que:”En los últimos 20 años – ahora la situación es dramática – los partidos
han desempeñado un papel fundamental en todo lo que es el círculo de la
corrupción”
Naturalmente
se refería a su país citando algunos ejemplos de manipulación de las
licitaciones públicas. Nosotros somos expertos en estos temas. Hay cientos de
formas de la intervención de las estructuras partidarias en el desvío de
recursos del estado, de malversación administrativa, de intermediación en
tráfico de influencias y de clientelismo. La novedad de su planteamiento es que
los partidos políticos puedan ser analizados como personas jurídicas con
“estructuras de riesgo, capaces de producir hechos antijurídicos y manifiesta
deslealtad al Derecho” y que en tal carácter sean pasibles de sanción, es decir
que se les pueda aplicar la pena de la disolución o la pérdida de la personería
jurídica.
Es posible
que en nuestro país la corrupción se esté agravando con los subsidios que paga el estado a los partidos
políticos. En este mismo momento están
reaccionando corporativamente contra la nueva Ley del Subsidio, que reducirá
considerablemente los aportes que recibirán los partidos políticos desde las
siguientes elecciones. Justifican que si se reducen los aportes a los partidos,
se dará lugar al financiamiento del dinero sucio proveniente del narcotráfico
con seria incidencia en el sistema político nacional.
Aquí se
imponen algunas preguntas: ¿Con el subsidio se evitará la inversión del dinero
sucio? ¿Quién controla los gastos y el origen de los recursos que se invierten
en la actividad política? Nadie puede asegurar que se va a evitar o que se esté
evitando la inversión del dinero sucio. Entonces debemos preguntarnos para qué
sirve que se derive recursos tan importantes del erario público hacia los
partidos políticos. ¿Ha mejorado acaso la gestión interna de los partidos
políticos en la selección de los candidatos a cargos electivos? Por los
resultados que tenemos en la composición de un parlamento cada vez más chato y
raleado, podemos pensar con ciertos fundamentos que los subsidios antes que
fortalecer los cuadros partidarios a través de la formación cívica y ciudadana
de sus adherentes y la garantía de la selección de los más capaces para los
cargos electivos, sirven más bien para fortalecer a los caudillos de turno que a su vez se valen de operadores
políticos que se constituyen en simples vendedores y compradores de adhesiones
electorales.
Necesitamos
que los partidos políticos se fortalezcan desde sus propias bases con una
fuerte apropiación de los valores cívicos y morales. Necesitamos que la
educación cívica retorne a la malla curricular de la educación media. Necesitamos
de los partidos y movimientos políticos en la estructura de la democracia
representativa y participativa, pero a esta necesidad no se debe responder
desvirtuando la naturaleza y la finalidad de la acción política que es la
gestión del bien común. No podemos dimensionar el tremendo daño que puede
causar o ya está causando la corrupción de los partidos y movimientos
políticos. Es un daño que no podemos
permitirnos si aspiramos avanzar hacia la consolidación del sistema democrático
de nuestro país.
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