LA PASCUA INCONCLUSA
Ayer, uno de abril se celebró la Pascua de Resurrección. Pascua
que significa paso, pasar de un lugar a otro, de un estado a otro. Paso de la
muerte a la vida en el caso de Jesús, el Dios hecho hombre, que sufrió la
muerte en la cruz y que al vencer a la muerte abrió el camino de la
resurrección para todos los seres humanos. Los hebreos lo celebran en
recordación del día de la liberación de la esclavitud del pueblo judío que
sufrió la opresión por siglos bajo el régimen del imperio egipcio. La lucha por la liberación no fue fácil
porque para el Faraón que construyó su
imperio en base a la esclavitud de todo un pueblo no podía imaginarse cómo
sería la vida en adelante sin esos servidores sometidos a los azotes y a una
pésima alimentación. Tampoco creía en ese Dios invisible que desafiaba a todos
sus dioses. El líder judío Moisés advertía una y otra vez que su Dios era más
poderoso y que si no se liberaba a su pueblo, una sucesión de plagas se iría
abatiendo sobre todo Egipto. Y las plagas
llegaron implacables, una tras otra y el Faraón hasta la última que significó
la muerte de su primogénito se resistió y se negó. ¿Qué se puede aprender de esta gran lección
de la historia humana y divina? ¿Porqué un país como Paraguay no puede también liberarse
de tantas plagas que se abaten sobre su realidad y su historia? ¿Será que nos
pasa algo parecido al pueblo judío que sabía de esa promesa pero le faltaba fe
y oración? El Diario ABC Color en su edición pascual tituló su nota editorial
con esta afirmación: “El Paraguay también debe resucitar” y expresa en una
parte de su texto: “Esta Pascua de Resurrección halla un Paraguay en dudas
lacerantes acerca de su futuro como país independiente, democrático e integrado
al mundo civilizado” y agrega: “El 22 de abril no habrá Pascua de Resurrección
para el Paraguay, lo que habrá, lastimosamente, será la prosecución de una
larga época de padecimientos” En esta misma edición del mencionado periódico,
Mons. Adalberto Martínez, Obispo Castrense, instó a “resucitar de la corrupción y la impunidad y
de situaciones de opresión y de sufrimiento que padece nuestro pueblo y
obstaculizan una vida digna para tantos compatriotas “ En otra parte reafirma
que “el Cristo resucitado convoca a construir una patria renovada, a remover
las pesadas piedras de la pobreza, de la inicua distribución de tierras, de la
falta de techo y del desempleo, de la falta de salud y educación de calidad y
de las inseguridades” Es decir nuestra pascua como pueblo es inconclusa, está
en la etapa de las plagas y del sufrimiento.
Pero esto no es de ahora, sino desde antes. Ya tuvimos que llamar “La
pascua dolorosa” a aquella terrible persecución y muerte, que se inició el 15
de abril de 1976, en Santa Rosa Misiones, con 400 apresados, 200 brutalmente golpeados,
varios muertos y desaparecidos. Represión crítica contra las Ligas Agrarias
Campesinas, cuyos integrantes fueron llevados al campo de concentración de
Abraan cué, San Juan Bautista, Misiones. Fue la parte dolorosa de la pascua.
Todavía no llegamos a la liberación. ¿Cuántas plagas más serán necesarias?
¿Seguiremos esclavizados por la corrupción, la injusticia y la impunidad? No
sabemos hasta cuándo. En nuestro caso el gran Faraón se fue pero antes de irse
regaló 8 millones de hectáreas de tierras y otros beneficios a sus fieles
políticos, militares, terratenientes nacionales y extranjeros y les dejó
también la experiencia de un régimen para mantener las plagas y la opresión
bajo un poder económico y político que controla todo en base a la corrupción, a
la impunidad, al clientelismo y a los procesos electorales que simulan democracia
porque permiten votar pero sin posibilidad de elegir. ¿Cuánto tiempo más
tenemos que soportar este estado de opresión, injusticia y miserable
esclavitud? Quizás la mayor dificultad
que tiene nuestro pueblo para conseguir su verdadera pascua es que, al parecer,
para eso necesariamente se tendrá que cruzar y vencer las turbulentas aguas del
“mar rojo” que tendrá que abrirse para que una nueva ciudadanía lo pueda
vadear. Todos los justos de todos los partidos tendrán que unirse para que por
fin el Paraguay pueda resucitar de la esclavitud, la injusticia, el atraso y la opresión.
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