REMINISCENCIA MILITARISTA
El candidato de la Asociación Nacional Republicana Partido
Colorado Mario Abdo Benítez incorporó en su discurso político la necesidad de
retornar al Servicio Militar Obligatorio, como solución a varios problemas que afectan a la sociedad paraguaya, entre
ellos el supuesto aumento del índice de criminalidad, la drogadicción de los jóvenes,
entre otras problemáticas del ámbito juvenil. ¿A quién o a quiénes va dirigido
este mensaje? Probablemente a los sectores conservadores y militaristas que
siguen fuertemente representados en la sociedad actual, pero al mismo tiempo
hay que reconocer, que este planteamiento genera un fuerte rechazo de los
jóvenes, que podría tener incidencia en el resultado de las muy cercanas
elecciones nacionales, teniendo en cuenta que más de 300.000 jóvenes fueron
incorporados por primera vez en los padrones electorales. Si bien el Servicio Militar Obligatorio está
previsto en la Constitución Nacional, es necesario recordar que también y al
mismo tiempo se incorporó la figura de
la objeción de conciencia para quienes no deseen cumplir con el SMO, por
razones éticas o religiosas, aunque se les obligue a prestar un servicio civil
sustitutivo, cuya reglamentación recién fue aprobada en el año 2010 y por la
cual se creó el Consejo Nacional de Objeción de Conciencia. SERPAJ, Servicio de
Paz y Justicia, cuestionó la mencionada reglamentación porque la misma
establece que el Consejo tiene la potestad de decidir si la objeción de un
joven es viable o no, porque en ese caso – según SERPAJ - se convertiría en
tribunal de investigación de conciencia, que es inconstitucional porque atenta
contra el Art.24 de la misma Carta Magna que dispone que “Nadie puede ser
molestado, indagado u obligado a declarar por causa de sus creencias o de sus
ideologías” Los partidarios del SMO, sostienen que la razón de mayor peso, es
que el país debe contar con una reserva lista para ser llamada en caso de
conflicto bélico. ¿Conflicto bélico con quién? Paraguay con 15.000 hombres, sin
armamentos adecuados, no está preparado para ningún conflicto bélico. Ni
siquiera se cubre adecuadamente el espacio aéreo, violado sistemáticamente por
narcotraficantes. El Presupuesto General de la Nación solo prevé recursos para
la incorporación de 5.800 conscriptos, cifra insignificante con relación a la
cantidad de los que anualmente están en edad de cumplir el Servicio Militar
Obligatorio que oscila entre 60.000 y 80.000 jóvenes varones. Además hay que
hacer constar que según la Asociación de Familiares de Víctimas del Servicio
Militar (Afavisem), desde 1989 a la fecha, inexplicablemente, nada menos que
157 jóvenes han fallecido en los cuarteles (Revista VIDA, Diario Última Hora,
10 de marzo del 2018) Pero donde la manifestación de rechazo del planteamiento
del candidato oficialista se vio reforzada es cuando afirma en su declaración
de que los cuarteles significarían una
solución a la problemática juvenil ¿Cómo se enfrentaría la drogadicción juvenil
que ya llega a las escuelas? ¿Se implementarán acaso centros de recuperación de
adictos en los cuarteles? Miles de jóvenes, mucho antes de los 18 años,
conforman la legión de delincuentes con antecedentes penales. ¿Qué hará el
ejército con ellos? “Mario Abdo Benítez, tocó una fibra sensible de ese
Paraguay desigual que va mucho más allá de frases de campaña y cuya solución
requiere una cirugía mayor que implica tocar intereses de sectores poderosos
que se niegan a contribuir más al Estado a través de los impuestos” (Estela
Ruiz Diaz, en su Análisis Politico, del domingo 1 de abril de 2018) La misma
periodista habla en otra parte de su interesante análisis de los “números que duelen como la desigualdad que
es lacerante. De la ínfima reducción de la pobreza y de la pobreza extrema. De
las alarmantes deserción escolar. Señala que Paraguay presenta una de las tasas
más alta de deserción de toda la región con el 59% en la secundaria, y una de
las principales razones es la cuestión económica. El 49 % de niños, niñas y
adolescentes están en condiciones de pobreza extrema con graves carencias de
salud, alimentación y educación. Entre los niños indígenas todavía es mucho
peor, porque la pobreza extrema afecta al 77% de ellos. Y concluye interpelando con esta pregunta: ¿Son los
cuarteles las soluciones a este grave drama económico y social?” Y diríamos
nosotros ¿Serán obligados los jóvenes a capacitarse en alguna profesión en los
cuarteles? ¿Es esa la finalidad del servicio militar? ¿Cómo serán atendidos los
80.000 jóvenes varones en edad de cuartel con un presupuesto que apenas tiene
previsto cubrir el costo de 5.800 ingresantes? No se equivoque señor candidato
presidencial. Hay más de 300 mil jóvenes
que ni trabaja ni estudia que necesita una propuesta seria para encarar la
dramática situación en que viven. Una propuesta que tiene que ir mucho más allá
de una simple reminiscencia autoritaria.
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