LA DIGNIDAD PIDE LA
PALABRA
Son históricas en
nuestro país, aunque muchos no las quieran reconocer, la discriminación y la
marginalidad que existen con relación a nuestros hermanos indígenas. Víctimas
de injusticia y desprecio estos hermanos nuestros vienen siendo despojados de
sus legítimos derechos previstos en la Carta Magna y en las legislaciones
nacionales. Sus tierras, jurídicamente son
inviolables y en ningún caso pueden ser desalojados de los inmuebles que ocupan.
Sin embargo no cesan las persecuciones de matones y policías al servicio de
empresarios agrícolas y ganaderos, muchos de ellos extranjeros, que actúan con
total impunidad en sus propósitos de expulsión y desalojo, en connivencia de
jueces y fiscales que optan por infringir las leyes, dejando a los pueblos
indígenas en el desamparo y la indefensión. Hay 17 etnias en el país con una población que supera los cien mil
habitantes. Tienen graves carencias de alimentación y salud. La pobreza extrema
entre los mismos llega al 40% y el hambre es una amenaza constante entre los
mismos. A menudo se observa a tribus
enteras deambulando por las calles de la
ciudad capital donde acuden en reclamo de tierras para el asentamiento y de
bienes básicos para la subsistencia. Durante las gestiones, que siempre se
prolongan más de lo debido, acampan bajo
carpas frente al edificio del INDI, Instituto Nacional del Indígena, que no
tiene la capacidad para atender sus demandas. En los tiempos electorales, políticos corruptos buscan
manipularles con engaños y falsas promesas. En algunos casos han llegado a concentrarles en
ciertos locales, desde días antes de las votaciones, con el fin de instruirles
en la práctica del proceso de votación o simplemente para secuestrarles sus
documentos de identidad para que no voten o para que otros voten por ellos. Pero este calvario de discriminación y
desprecio pronto podría ser superado mediante la formación y capacitación de
nuevos líderes que últimamente han llegado a la Universidad graduándose como
profesionales. Fruto de esta promoción y de una mayor conciencia participativa,
estos hermanos nuestros están promoviendo la creación del Movimiento Político
Indígena Plurinacional del Paraguay con el fin de participar en las próximas justas
electorales. Postularán desde este movimiento por una banca en el próximo
Congreso, al Arquitecto Gerónimo Ayala, perteneciente a una de las etnias, que
buscará unir a todos los pueblos indígenas del Paraguay. Para la inscripción
electoral del movimiento están necesitando 15.000 firmas que confían conseguir
de parte de la ciudadanía. Para ese efecto, las planillas de firmas, estarán
disponibles los días 29 y 30 de julio próximos, frente al Panteón de los
Héroes. Es una noticia importante. Nuestros hermanos indígenas tienen derecho a
tener por fin una voz propia en el Congreso Nacional desde donde podrán aportar
la visión de sus culturas ancestrales y reclamar que sus derechos fundamentales
sean respetados. Por la dignidad que se
les retacea, estos hermanos nuestros piden
la palabra. Sería interesante que la ciudadanía apoye con entusiasmo y
esperanza esta iniciativa. Es alentador que ellos se organicen para reclamar el
respeto que se merecen como ciudadanos de este país plurinacional. Son los
verdaderos propietarios de esta tierra y tenemos mucho que aprender de sus
culturas milenarias. Bienvenidos hermanos, conciudadanos y compatriotas. El
Paraguay les necesita más que nunca en este tiempo de criminal depredación de
sus más preciados recursos naturales y ambientales.
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