SE ACRECIENTA LA POBREZA
El actual gobierno había anunciado como meta insignia de la
gestión gubernativa la lucha contra la pobreza. En los cuatro años de mandato
cumplidos ese objetivo refleja un total fracaso. “Resulta
absurdo que en un país que siempre se ha caracterizado por disponer de tierras
fértiles en abundancia, en los últimos años se haya tenido que duplicar el
volumen de importación de hortalizas y frutos frescos. Según expertos, este
fenómeno marca el fracaso de la política agrícola del actual gobierno, que
privilegia un modelo económico concentrado en sectores intensivos de capital
mientras abandona a la agricultura familiar, permitiendo que el Paraguay pierda
soberanía alimentaria. Esto impacta fuertemente en la economía rural,
contribuyendo a que aumente la pobreza, principalmente en el sector campesino”
(Editorial del Diario Última Hora, del día 20 de junio del 2017) Los
principales analistas de nuestro país coinciden en el reconocimiento de que el incremento
de la población pobre, se debe a la deficiencia de la política del gobierno en
el campo. Mientras que el titular del Ejecutivo sin ninguna capacidad
auto crítica, eludió hablar de esta realidad en su reciente mensaje anual ante
el Congreso y más bien se dedicó a resaltar el promedio anual del crecimiento macro
económico que en la práctica no ha
significado mejoramiento en el ingreso de las familias y tampoco ha significado
generación de más empleos. Verónica
Serafini, investigadora del Centro de Análisis y Difusión de la Economía
(Cadep) remarcó que “la agricultura familiar sufre duramente de dejadez de
instituciones como el Ministerio de Agricultura y Ganadería, y del Instituto
Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert). Esto hace que el sector
rural tenga el número más alto de pobreza extrema. Seguimos siendo muy
dependientes de productos básicos importados, como el tomate, la cebolla o las
papas, que podríamos estar produciendo en Paraguay y mejorar las condiciones de
las familias rurales. Esto tiene que ser una preocupación en las políticas
públicas, no podemos depender de otros países para abastecernos de productos
básicos” (Diario Última Hora, 18 de junio de 2017) En Paraguay la pobreza
aumentó del 26.6% al 28.8% totalizando actualmente 1.949.272 de compatriotas
pobres de un total de 6.7 millones de habitantes. De este total, 387.242
personas conforman la población de pobreza extrema, 5.7 %, de los cuáles
320.069 corresponden al área rural y solamente 67.173 al área urbana. La
pobreza extrema aumentó en 2% el área rural y 2.5% en el área urbana, según
resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del año 2016. Últimamente
se ha duplicado la importación de hortalizas, porque la mayoría de nuestros
campesinos no pueden producir y competir por falta de apoyo gubernamental y lo
poco que cultivan no tiene precio y no les genera ganancias. Muchos de ellos se
ven obligados por ello a vender o alquilar sus chacras tradicionales convirtiéndose en
migrantes que se desplazan al extranjero o a las villas suburbanas que
conforman los cinturones de pobreza de los principales centros
urbanísticos. El gobierno debe
convencerse de que de nada servirá alardear del crecimiento macro económico si
desatiende la población rural del país, un sector históricamente abandonado,
que cada cierto tiempo marcha a la capital para reclamar condonación de sus
deudas o refinanciamiento de las mismas. No puede ser de otra manera porque en
la práctica la producción agrícola de los pequeños agricultores no les genera
los recursos para pagar sus deudas y atender sus necesidades básicas. La agricultura familiar está abandonada porque
se carece de una política de reforma agraria. No solamente no se les apoya a
las comunidades campesinas e indígenas sino que se les abandona hasta la humillación
ante las presiones de los productores agrícolas empresariales. En esas
comunidades hay niños que mueren de hambre no solamente por falta de alimentos
sino también por la falta de servicio médico adecuado. El problema del campo no
es un problema nuevo pero el objetivo de disminuir la pobreza es y será clave
como indicador de éxito o de fracaso de cualquier gobierno.
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