DESCUIDOS PELIGROSOS
En general en
los seres humanos está muy desarrollada
la capacidad de sobrevivir. El instinto de conservación es muy poderoso pero
puede ser que en algunos casos sea insuficiente para salvaguardar la vida y los
bienes de las personas. La sabiduría popular, los hechos y las creencias
que circulan de boca en boca, en general puede ser muy rica en experiencias de
vida y de costumbres. Por ejemplo, hay
un dicho que afirma que toda persona necesita conocer medicina lo suficiente
para saber en qué momento debe acudir a un profesional médico y suficiente
derecho para saber en qué momento debe acudir a un abogado. Acudir antes de
tiempo puede ser costoso, pero acudir muy tarde puede ser peligroso. Pero hay algunos dichos que necesitan ser
mejor analizados porque la certeza de su afirmación no siempre resulta
confirmada. Por ejemplo: “La tavy na
ñande jukai pero ñandeguereko asy” La ignorancia no nos mata pero nos tiene a
mal traer. Sin embargo el desconocimiento y los descuidos pueden causar la
muerte de nuestros seres queridos. Un día una persona mayor quedó a cargo
de su nieto, un chico de unos tres años, que quería jugar y desafiaba a la
abuela al juego del escondite. Se escondía y la abuela le encontraba. Hasta en
una de esas veces la búsqueda se transformó en tardanza excesiva. La casa no era muy grande y aparentemente
no tenía muchos lugares para esconderse.
Ya desesperada, la abuelita miró la heladera vieja que estaba en una
esquina de la casa y al abrir su puerta encontró a su nieto ya sin vida. La
puerta seguía siendo hermética y se había asfixiado. Había enrarecido su propio aire y quedó
adormecido. Es lo que pasa con los
braseros con brasas que durante el frío las personas introducen en habitaciones
cerradas. El aire se va contaminando y nadie se despierta y exclama que le
falta aire. Pasa del sueño a la muerte. Esto también puede ocurrir cuando se le
deja a una criatura dentro de un automóvil por cierto y determinado tiempo sin dejar
abiertas aunque sea levemente algunas ventanillas que permitan la circulación y
renovación del aire. Generalmente las puertas de los vehículos son
herméticamente cerradas y sus posibles ocupantes pueden terminar contaminando
su propio aire y caer en un adormecimiento fatal. Los accidentes domésticos que tienen a los
niños como protagonistas, no siempre son accidentales propiamente dicho. La inquietud, la movilidad y la curiosidad
obligan a tomar precauciones con los objetos que puedan caerse, los enchufes
eléctricos que quedan al alcance, los objetos que puedan tragarse y las
cerillas y el fuego. Además para cualquier edad pero también en
especial con los niños se debe tener sumo cuidado con los objetos punzantes, los utensilios como tenedor y cuchillo, y ni
qué decir cuando existan armas de fuego en la casa. También en lo posible se
debe conocer normas y prácticas de primeros auxilios. Es probable que no se tenga disponible un
curso sistematizado de todo esto, pero siempre será importante aprender lo que
más se pueda, para impedir que los
descuidos peligrosos se conviertan en graves daños o en el peor de los casos,
en verdaderas tragedias.
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