GUERRA MISERABLE Y
PELIGROSA
El rostro de una niña
herida y ensangrentada fue difundido al mundo como imagen de una guerra civil,
pero a la vez internacional, una de las más sangrienta y miserable de los
tiempos contemporáneos. Es la guerra
que destroza a Siria, sin viso de solución y con una peligrosidad extrema para
la paz mundial por las potencias que se están involucrando en la contienda. Millones
de víctimas peregrinan por el mundo buscando refugio. El centro de la tragedia
en estos últimos días tiene su epicentro en la ciudad de Aleppo, ocupada en
parte por las fuerzas rebeldes que buscan deponer al Rey Assad y por la otra,
las fuerzas leales que buscan desalojarlos y liberar a la ciudad de la
ocupación. Actúan además las fuerzas del ISIS, que busca sostener un imperio de
terror. El gran drama es para los civiles y niños que pasan hambre y sed
sin poder escaparse de la ciudad que los contendientes destruyen de manera
inmisericorde. Ni siquiera pueden
recibir ayuda humanitaria. Durante una breve tregua, los transportes de ayuda
humanitaria de las Naciones Unidas fueron increíblemente bombardeados. Los
contendores se acusan mutuamente. El Papa Francisco clamó con urgencia por una
tregua por razones humanitarias para ayudar a las víctimas, pero su clamor no
ha sido contestado favorablemente. Estados Unidos y sus aliados
occidentales apoyan a las fuerzas rebeldes y condenan las represiones del Rey actual, mientras que Rusia, Irán y
ahora China continental tomaron posición a favor del mismo. Israel también se pronunció en estos días
manifestando que no permitirán que los iraníes controlen Siria. Los rusos y los norteamericanos con
intereses distintos en esta contienda no consiguen ponerse de acuerdo para
mantener una tregua y abrir canales de
diálogo. Cada sector quiere mantener
áreas de exclusión respecto a las operaciones de los bombardeos de sus aviones
de guerra. Incluso aumentan las amenazas entre las partes y uno de los aviones rusos
ya fue derribado por las fuerzas turcas, aliadas a la OTAN que maneja los
Estados Unidos. Las Naciones Unidas tampoco pueden ejercer un control
decisivo sobre el controvertido escenario.
Muchos indiferentes pensarán ¿en qué nos puede afectar este
enfrentamiento que se genera en tierras tan lejanas? En primer lugar en el
planeta tierra ningún lugar ya es lejano. En segundo lugar, la tragedia de
millones de personas que emigran con todo el dramatismo y el dolor que se
deriva de este acontecimiento tiene un impacto considerable en toda la humanidad. En tercer lugar, la soberbia que trasuntan
los líderes responsables de las fuerzas enfrentadas, no deja de ser una amenaza
que puede romper la lógica de la prudencia necesaria para mantener la paz en el
mundo. Esperemos que la locura de los imperios no sea tanta como para poner en
riesgo la seguridad de todo el planeta, porque la consecuencia de una guerra
mundial en estos tiempos es totalmente imprevisible. Es una guerra que nadie
puede ganar y que todos terminaremos perdiendo. Sigamos sosteniendo la esperanza, de que la conciencia de la paz,
seguirá primando como un valor fundamental de la convivencia de todos los pueblos y de todos los seres
humanos.
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