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EL HÉROE CIVIL MÁS INSIGNE

EL HÉROE CIVIL MÁS INSIGNE.


A menudo la mezquindad de la politiquería criolla oculta a la ciudadanía y a la historia el perfil de los grandes héroes civiles que ha tenido nuestra patria. Solo eso podría explicar porqué se conoce tan poco, y porqué se difunde tan poco la ejecutoria de un estadista tan excepcional como lo ha sido el doctor Eligio Ayala. El 24 de octubre pasado se cumplió  85 años de su muerte acaecida a la edad de cincuenta años. Había nacido el 4 de diciembre de 1879 en la localidad de Mbuyapey, Dpto. de Paraguarí. Hablaba 4 idiomas aparte del guaraní y el castellano y llegó a escribir 14 libros de los cuales solamente 4 han sido publicados. Su arrolladora carrera política le permitió ser electo Presidente de la Cámara de Diputados a la edad de 30 años. Fue designado Presidente Provisional de la República en 1923 y posteriormente Presidente Constitucional de 1924 a 1928. En 1926 en su mensaje al Congreso, expresó que “El gobierno republicano es de opinión y en consecuencia de libre deliberación. Por esta razón es incompatible con el despotismo y la demagogia. Para que exista gobierno republicano, que es el objeto del sistema adoptado por nuestra Constitución, es preciso que haya opinión, vida pública y una conciencia ética colectiva” Creía que mediante el ejercicio de una pedagogía ciudadana sería posible asegurar el porvenir político porque las democracias incultas por lógica de la menor resistencia, caen en los unicatos dictatoriales. En sus Reflexiones sobre Política Nacional ya había advertido que: “En el Paraguay no se respeta el mérito, no se desprecia el vicio, nadie se indigna sinceramente contra la injusticia. Nadie es justo. Buenos y malos – siguió diciendo – viven en cada partido en una camaradería hipócrita. El interés los divide y los une y reconcilia sucesivamente. Los enemigos de ayer conspiran juntos, los amigos de hoy se venderán mañana. Los partidos tradicionales en vez de ser útiles a la patria, utilizan a la patria; en vez de servir sanos intereses nacionales en el gobierno, hacen que el gobierno les sirva a ellos” Durante su gobierno se firmó los tratados de límites con Brasil y Bolivia, se transformó la Universidad Nacional, se creó el Arzobispado de Asunción. Autorizó el primer gran homenaje al Mariscal López a pesar de las protestas de sus correligionarios. Mejoró la finanza, acrecentó los recursos del Estado y preparó al país para la defensa contra Bolivia. Creó los fortines principales en el Chaco, envió a oficiales paraguayos al extranjero para capacitarse, adquirió armas y las dos cañoneras Paraguay y Humaitá. Todo sin realizar ningún empréstito. Es sin lugar a dudas, el héroe civil de la defensa del Chaco, y con todo merecimiento sus restos descansan en el Panteón de los Héroes desde marzo de 2011. Algunas anécdotas que describen su personalidad. Cuando el jefe militar a quién había comisionado para las compras de armas en Europa terminó su rendición de cuentas, Eligio Ayala tomó una pistola y le conminó al militar a salir por la ventana. ¿Porque Presidente? reclamó y éste le contestó porque los ladrones no salen por la puerta, sino por la ventana. Otra. Cuando el Presidente José P. Gugiari, de quien Eligio Ayala era Ministro de Hacienda (Le había entregado la Presidencia jurando después como su ministro) le solicitó un rubro para su asistente, le contestó de puño y letra “Si el Presidente de la República quiere un secretario fuera del presupuesto, que lo pague de su bolsillo” Pero el homenaje más grande le rindió Mons. Juan Sinforiano Bogarín a este hombre tan perfecto y extraordinario como lo fue Eligio Ayala, quien murió de manera inesperada e incomprensible a consecuencia de las heridas recibidas en un extraño duelo con un rival en la disputa por una mujer.“La forma en que murió  – dijo Mons. Bogarín – nos hizo recordar que también era un ser humano”

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