En algún
momento nuestro país se convirtió en el receptáculo de la basura tóxica. Nunca
sabremos cuántos tambores de productos químicos están enterrados en el chaco y
en otras zonas del país y nunca sabremos cuántos daños se ha ocasionado de esta
manera a la salud y al medio ambiente. Aparentemente se pagaba muy por bien al
país basurero; en realidad se beneficiaron algunos pocos, al país se le dañaba.
Ahora, desde hace un buen tiempo, ya no se trata de basura química sino de envíos de chatarras. En Alemania y en varios otros países, los vehículos que tienen 10
años ya no pueden transitar. Tienen que ir necesariamente al basurero. De esa
manera miles de vehículos anualmente se convierten en chatarras. A la pregunta
de qué hacer con estas chatarras, se
responde que todavía hay un país en América del Sur que está dispuesto a
recibir todas las chatarras, prácticamente sin restricción alguna, que se llama
Paraguay. Se aprovecha el puerto franco de Iquique, Chile, para los envíos. En
ese puerto Paraguay ya tiene una oficina de Aduana, donde se sub-valoran los
vehículos para que paguen menos impuestos. No importa que tengan los volantes
cambiados, no importa que los motores humeen y contaminen. Lo que importa es
que sea un buen negocio. De esta manera nuestro país tiene bien ganado el
título de rey de las chatarras de América del Sur y hace rato nos merecemos el Récord Guínness. Asunción ya es la segunda capital más contaminada y muy pronto
pasará al primer lugar. Se construyen rutas y costaneras, que no
abastecerán. Muy pronto se tendrá que imponer que los vehículos con las chapas
de número par, circulen un día y los de número impar el día siguiente.
Claro que
burlar esa disposición será también muy fácil. Los muchachos se agenciarán para
tener dos chapas, o lo más sencillo, circularán sin chapa como ocurre
actualmente.
¿De quién o
de quiénes es el negocio? ¿Es un negocio de venta o de lavadero? Se intentó
reducir a cinco años la antigüedad de los vehículos y no prosperó. Miles de
vehículos transitan sin chapa en contra de toda legislación y nadie los
controla ni los impide. Sus conductores son los más prepotentes porque sus vehículos no tienen
identificación. Si producen accidente y abandonan el lugar ¿cómo serán
localizados sus propietarios y conductores? Gozan de impunidad. A los
motociclistas se les exigen que graven el número de chapa en el casco y a los
automotores sin chapas, nada. Si el registro de automotores no tiene capacidad
de dotar de chapa provisoria, que se les exija que pongan un cartel en la parte
de atrás con letras bien visibles donde se haga constar el nombre del
propietario, su cédula de identidad y su teléfono. No pueden seguir circulando tan
impunemente innominado.
¿De quién o
de quiénes es el negocio? ¿Es un negocio de venta o de servicio de lavaderos? Tenemos
la esperanza de que alguna vez, dejaremos de ser el país de las chatarras.
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