“EL PRECIO
DE LA PAZ ”
Es posible
que nunca lleguemos a dimensionar el tremendo daño causado por la dictadura de
Alfredo Stroessner a la nación paraguaya. 25 años después de su destitución
intentamos hacer un recuento y es lógico que nos concentremos en repudiar la
prisión, la muerte, la desaparición de personas y todos los vejámenes cometidos
durante su tiranía. Pero el daño fue mucho más allá de las muertes y las
torturas. Desarticuló el tejido moral de la nación, vació la cultura, envileció
a generaciones de paraguayos e instaló el miedo y la dilación como sistema de
control y represión ciudadana. Llegó al poder en 1954 poniendo fin a la
inestabilidad de la época traducida en sucesivos cambios de gobierno. La clase
política dirigente, especialmente de la Asociación Nacional
Republicana confiaba en una de sus promesas, la de propiciar elecciones libres
al término de su mandato, pero cuando fueron a reclamarle el cumplimiento de
ese compromiso, sacó la montada a las calles, disolvió el parlamento unicameral
de entonces y provocó la persecución y fuga de una de las más brillantes
generaciones de dirigentes republicanos. Traicionó al Partido Colorado,
subalternizó a esta agrupación política, poniéndole al frente a un grupo de
advenedizos y obsecuentes. ¿Cuánto daño significó esta diáspora al país? Imposible
dimensionarlo. Comenzaba entonces la era de la domesticación y la tiranía.
Desde entonces el único mérito reconocido era la fidelidad al tirano. Vejámenes
y actos vandálicos se acallaban bajo el pretexto de que la aceptación
silenciosa de aquellas tropelías era el “precio de la paz” Vecinos denunciando
al vecino. Sus adictos se apropiaban de propiedades de supuestos enemigos,
secuestraban a niñas para el harem del tirano con el pretexto de que las harían
estudiar, voluntad a la que los padres no podían oponerse. Cambió la historia
estableciendo el eslabón de Francia, los López y el Segundo Reconstructor. Hizo
odiar el canto del Himno Nacional, suprimió los centros estudiantiles que eran
verdaderas escuelas cívicas y eliminó del curriculum la enseñanza de educación
cívica. Destruyó a las Fuerzas Armadas habilitando a sus miembros a dedicarse
al comercio, y por supuesto al contrabando. Mal negoció los dos tratados
binacionales bajo el peso de la corrupción y la prebenda, estableció y potenció
el clientelismo político y enajenó las tierras del país a favor de extranjeros,
dirigentes políticos y militares de su entorno.
¿Cuánto
costó y cuesta al país el gobierno de la dictadura? Imposible dimensionarlo.
No cabe
duda de que es una herencia maldita. La ironía del “precio de la paz” causó una dolorosa herida
en el alma de este pueblo que lamentablemente requerirá de mucho esfuerzo y de
una buena cuota de dignidad ciudadana para poder cicatrizarla.
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