EL HIJO DEL
BRASIL (III)
En este
tercer comentario sobre el libro de Denise Paraná: “LULA, el hijo de Brasil”
publicado por Editorial El Ateneo, pretendo rescatar algunos aspectos de su
legado, siguiendo siempre el tenor del libro y al pensamiento de su autora.
- El 1 de enero del 2010, el
Presidente Lula, afirmó que su “mayor legado ha sido establecer una nueva
relación entre el Estado y la sociedad, entre el gobierno y los
movimientos sociales; fue un cambio de paradigma en el ejercicio de la
democracia”.
- Lula se convirtió
definitivamente en el mayor líder de masas de la historia de la nación
brasileña y en uno de los más respetados de la historia contemporánea. La
revista TIME lo señala como el líder más influyente del mundo, encabezando
una lista de 100 personas influyentes. The Economist y Le Monde,
destacaron su política de distribución de ingreso como modelo a seguir
para todos los países pobres. En el 2010, el Foro Económico Mundial,
reunido en Davos, Suiza, le entregó el premio al “Estadista Global”.
- El PT solo cuenta con el 28%,
menos de un tercio del electorado brasileño, mientras que la aprobación de
Lula fluctúa en la franja del 80 por ciento. Lula ha instaurado una
relación directa, sin intermediarios ni ningún tipo de identificación
partidaria, con los sectores más pobres de la sociedad. El “lulismo” surge
a partir de un discurso que defiende el mantenimiento de la estabilidad y
la acción distributiva del estado (Según el politólogo André Singer,
citado por la autora de nuestro libro).
- En el área económica, la
ruptura del paradigma consistió en probar que es posible que exista
crecimiento económico sin concentración de la renta; por el contrario, la
distribución de la renta fue el factor clave para acelerar el consumo y
garantizar la estabilidad y el crecimiento económico del país.
- Según el historiador Francisco
Carlos Texeira, citado por la autora, la trayectoria de Lula se transformó
en un símbolo contra toda forma de exclusión social, cultural y de clase.
Es sumamente interesante que el brasileño más destacado del mundo sea un
mestizo nordestino, de origen paupérrimo y con un gran déficit de
educación formal.
- Lula ayudó a cambiar el
complejo de marginales. Dejar de ser nadie. “El Brasil ya no es
subordinado, afirma. El Brasil creció y se volvió importante, no por tener
200 millones de habitantes y 8 millones y medio de kilómetros cuadrados,
sino porque tenemos políticas importantes, políticas que hicieron una
revolución silenciosa en el país”.
- El gran logro de Lula es su
programa social de distribución de renta conocido como Bolsa Familia. La
oposición ataca el programa calificándola como bolsa de limosna, mientras
tanto el programa ha sido elegido por las Naciones Unidas como símbolo
mundial del rescate de los desfavorecidos y un ejemplo a seguir por muchas
naciones del mundo.
- Lula no tomó medidas
estatizantes. Optó por el modelo económico basado en el crecimiento y la
creación de empleo para distribuir la renta y disminuir la vulnerabilidad
del Brasil, ante los mercados internacionales. Con la creación de 12
millones de nuevos empleos, garantizó que 31 millones de brasileños
ingresaran a la clase media y que 20 millones salieran del estado de
pobreza absoluta. Sostiene, además, que la profundización de la democracia
pasa necesariamente por la democratización del acceso a la riqueza. El
objetivo del Milenio de reducción de pobreza para el 2015, lo alcanzó en
el 2006. Además duplicó la inversión en educación.
- Lula sostiene que el mayor
problema de la transición de la dictadura a la democracia es que se
restringió al sistema político. No se democratizaron los pilares
fundamentales del poder dentro de
la sociedad como la tierra, los bancos y los medios de comunicación, entre
otros. Según el, todavía quedan pendientes, romper los monopolios del
dinero, de la tierra y de la palabra. Se necesitará incorporar a los más
débiles y a los más necesitados a la economía y a las políticas públicas,
para poder construir una sociedad económica, social, política y
culturalmente democrática.
- Brasil- según Lula – no quiere
ser una figura nueva en un mundo viejo. La voz brasileña quiere proclamar,
alto y claro, que es posible construir un mundo nuevo. Es hora de
reinventar el mundo y sus instituciones. La autora concluye el libro, con
las palabras finales de Lula en su discurso en Davos:” Tenemos el destino
en nuestras manos. Y cada vez que las manos de los hombres unen sueños,
creatividad, amor, coraje y justicia, logran realizar la tarea divina de
construir un nuevo mundo y una nueva humanidad”.
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