EL CASO DE
SILVIO MORÍNIGO.
El hecho
ocurrió realmente pero desde entonces ha corrido mucho tiempo. Silvio Morínigo
era un muchacho joven muy trabajador. Era el encargado de formular los pedidos
en los distintos comercios de Concepción para su patrón don Heriberto Ruiz
Diaz, dueño de una lancha, que transportaba mercadería hacia el norte.
Uno de esos
días, aparentemente dentro de toda normalidad, visitó varios de los comercios de la ciudad, cuyos
dueños ya le conocían, para formular sus pedidos.
Pronto el puerto se llenó de carros y camiones
que transportaban la carga para la embarcación de don Heriberto. Silvio les
atendía a todos. Cuando llegó la hora de pagar, extrañamente comenzó a
preguntar si a cuantos búfalos equivalía el costo de las mercaderías. Al
principio pensaron que era una broma pero el siguió insistiendo invariablemente
en que esta vez pagaría en búfalo. Ante la situación dada tuvieron que aceptar
que Silvio no estaba bien ese día y no tuvieron más opciones que regresar con
sus cargas, con rabia al principio por todo el contratiempo que aquello
representaba pero finalmente terminaron riéndose a carcajadas de aquel
percance. Después de algún tiempo algunos de sus amigos se encontraron con
Silvio en la calle. – Qué tal Silvio – le dijeron. Bien, muy bien- contestó. ¿Te
curaste? Volvieron a preguntar. - Sí,
completamente. - ¿Y qué andas haciendo? –Viajo mucho- contestó. Ahora ando
vendiendo mis búfalos en países europeos.
El caso se
convirtió en un dicho popular que se mantuvo por mucho tiempo. Cuando alguien
exageraba o mentía se le decía: Reñemoosilviomorínigo yeyma hina. (Te estás
haciendo de Silvio Morínigo).
De aquel
caso ya me había olvidado, pero extrañamente al leer una noticia en la página 9
del diario Ultima Hora del jueves 23 de mayo 2013, lo volví a recordar. La información
decía que:“Raquel Marín viuda de Oviedo (del Partido Unace ) entre llantos dijo
que no recibió dinero del PLRA para el pacto del voto útil en las elecciones
nacionales pasadas, y que solo pidió 15
mil puestos de trabajo”.
¿Cuánto puede
representar para el país 15 mil puestos de trabajo al año? Pensé.
¿Porqué el
país tenía que pagar por algo que en todo caso debía aportar el partido
interesado?
¿No es éste
el gráfico más elocuente de la concepción prebendaria de la política?
Por ser un
pedido tan disparatado, tampoco hubiera sido muy extraño que la señora Raquel
hubiera pedido 15 mil búfalos en vez de puestos de trabajo. El caso seguiría
teniendo bastante similitud con lo que le había ocurrido a Silvio Morínigo.
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