EL CACHIA-I
Esta es una palabra
del idioma guaraní que se utiliza como calificativo pero muy difícil de ser
traducida porque tiene una gran variedad de significados y connotaciones. Entre los guaraní hablantes cuando este calificativo
se le aplica a alguien de inmediato se entiende a qué clase de persona se está refiriendo. Puede ser una persona poco seria, informal,
de mal gusto e irresponsable que no se preocupa mucho de si lo que dice o
afirma puede dañar o no a alguien. Puede ser también un buen bromista que
resulta agradable porque sabe contar los chistes, usa bien el tono jocoso y que
siempre en las reuniones concita un grupo de seguidores. Por eso que este calificativo no siempre es
del todo despectivo. Pero por lo común
este concepto se le atribuye al que no respeta, que no mide las consecuencias
de sus palabras y afirmaciones, que no hace las cosas en forma, que quiere
congraciarse sin tener ninguna gracia, que no es confiable y por todo ello se
lo margina, se lo evita. “Pea icachiaietereí” Ese es muy informal y por lo
tanto no es merecedor de permanecer en el grupo, no es merecedor de respeto y
consideración. Todo este esfuerzo por intentar explicitar el concepto de la palabra
“cachia-i” es por la situación que se está dando en nuestro país con motivo del
levantamiento y la presentación de una lista de los “supuestos” peticionantes
de la iniciativa popular prevista en la Constitución Nacional para plantear la
enmienda que posibilite entre otras cosas la reelección presidencial. ¿Qué poca seriedad? ¿Qué poca
responsabilidad? No se trata de uno o dos errores que desde ya igual hubieran
sido preocupantes por tratarse de un
documento de gran trascendencia que busca nada más y nada menos que modificar
la Carta Orgánica del país. Se trata de 69.000 errores, 69.000 firmas
inválidas, alrededor del 20% del total del listado que se presentó. Independientemente
de la discusión del tema de fondo, el
procedimiento utilizado es excesivamente “cachia-i” Entre los datos publicados
en la primera plana del Diario Última Hora en su edición de hoy sábado 21 de
enero del 2017, figuran .1142 difuntos, 296 menores, 163 personas privadas de
su libertad, 97 residentes en el exterior, 27.174 nombres duplicados y 12.931
nombres fraguados. También figuran 19.498 personas que no son electores, y
varios con datos ilegibles, sin firmas e inhabilitados. Solo se necesitaba 30 mil firmas para la
petición. ¿Acaso no era posible completar en forma esas planillas? Ahora sus
propiciadores dicen que probablemente los opositores hayan intervenidos para
introducir las falsedades. Pobre intento de explicación y justificación. Bueno
– dicen – todavía sobran unas 270.000 firmas que cumplen los requisitos.
Argumento forzado de ser defendido.
Acaso, lo normal, no debería ser que los errores invaliden todo el
documento. Nuestro Presidente estuvo en los países árabes, en Davo y en el
Vaticano, intentando mostrar el rostro de un país serio y diferente, y cuando
regrese se encontrará con esta torpeza de sus asesores y seguidores. Estas
informaciones están recorriendo el mundo y nos ofenden y nos denigran. Es hora
de que dejemos de ser un país cachia-i, donde no se respetan las leyes ni las
instituciones. Seguramente que nadie será imputado, nadie tendrá culpa alguna,
pero esto no dejará de ser una ofensa que golpea nuestra honra como pueblo y
nuestra dignidad como nación.
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