OTRA HEROÍNA MÁRTIR
La mataron unos días
antes de la fecha dedicada al Día Mundial de la Mujer. Nunca pudieron reducirla, amedrentarla o
acallarla. Condujo en su Honduras natal
una campaña exitosa contra uno de los mayores proyectos de energía
hidroeléctrica de América Central financiada por empresas extranjeras. Ese fue el pecado imperdonable que había
cometido. Su nombre Berta Cáceres, otra
heroína mártir de nuestra América Latina.
Fue muerta a tiros en su propia vivienda ubicada a unas 110 millas al
oeste de la capital Tegucigalpa por dos sicarios contratados para el efecto. La gran represa a la que se opuso iba a
significar daños ambientales irreparables y la pérdida del acceso al agua
potable a miles de familias de comunidades indígenas. El año pasado había ganado el
Premio Golman y en el acto de entrega de la distinción John Golman Presidente
de la mencionada fundación había declarado: “Ella es una heroína del medio
ambiente. Entendía los riesgos que vienen con su trabajo pero siguió al frente
de su comunidad con increíble fuerza y convicción” (Juan Carlos López,
periodista de CNN en español). Berta
Cáceres una indígena que lideraba una fundación en defensa de los medios
ambientales, mucho antes de ser asesinada fue objeto de repetidas amenazas y
acoso. Temía por su vida, sabía que algo podía sucederle, pero a pesar de todo
nunca abandonó la causa de su lucha. “Este es un crimen contra Honduras,
había declarado ante su fallecimiento el Presidente de la República hondureña”
pero los miembros de su fundación y sus familiares consideran que el gobierno
no hizo lo suficiente para protegerla. Incluso
reclaman la constitución de una Comisión Internacional para la investigación
del crimen porque no confían en los organismos estatales. La organización
Internacional de campesinos denominada Vía Campesina denunció – por su parte-
que el estado hondureño más bien está comprometido en la persecución de Berta
Cáceres por su lucha contra las empresas extranjeras que destruyen los recursos naturales. Se
intentan minimizar u ocultar su muerte por parte de la prensa interesada y
comprometida. Solamente Telesur, mantiene vivo su dramático mensaje: “Despertemos humanidad, no hay tiempo!
Nuestras conciencias serán sacudidas por el solo hecho de estar contemplando la
autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal”
El mensaje es repetido una y otra vez. Es como el grito de la conciencia que
sacude a los pueblos de América Latina. Las muertes son tan iguales en todo
nuestro continente. Los verdaderos asesinos tienen nombres y apellidos pero se
escudan en el sicariato. Cada uno de nuestros países tiene sus
propios muertos. Sus propios héroes. Las
tierras de los campesinos e indígenas son arrebatadas al precio de la sangre y
de las injusticias y nuestros caminos se llenan de cruces anónimas. Aunque aparentemente se trate de una lucha
tan desigual la batalla no será perdida. Resucitarán nuestros muertos, para
convertirse en el alma de los pueblos que luchan por la justicia y por la
libertad. Hasta pronto Berta Cáceres. Ya tienes un lugar en la historia. Tu
muerte no será en vano.
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