EL GRITO DEL DOLOR
CAMPESINO
El mismo ritual desde
hace 23 años. Llegan silenciosos del norte, del este y del sur. Casi con los
mismos pregones. Un reclamo desoído sistemáticamente por todos los gobiernos de
esta ya larga etapa de transición. Para mañana está prevista la marcha que
culminará con el acto central frente al Parlamento. Desde ayer comenzaron a
movilizarse y en la fecha se operó el
arribo del grueso del contingente. Mujeres, niños, ancianos y especialmente
jóvenes están pernoctando en el amplio Seminario Metropolitano. Es
la convergencia anual como corolario de los preparativos que comenzaron mucho
antes. Se trata de la Federación
Nacional Campesina que nuclea a unas 20 mil familias del campo lo que significa
en la realidad unas 100 mil personas aproximadamente. Es la más organizada y la
más visible. Hay mucha formalidad en todo lo que respecta a la organización
de la marcha y los gobiernos de turno ya conocen ese detalle. Cumplen
sistemáticamente el itinerario trazado y una vez que concluya el acto retornan
a sus tierras de labranzas. Hay respeto policial y ciudadano hacia esta
manifestación. La marcha se llenará de
coloridos y cánticos y numerosas pancartas expresarán las protestas y los
reclamos. Consideran “vendepatria” al actual gobierno, porque no ha protegido a
las comunidades indígenas y campesinas, de la fuerza arrolladora del
monocultivo empresarial que contamina y deforesta cada vez más el extenso
territorio de la patria. Señalan que se sigue enajenando el patrimonio nacional
aumentando el latifundio y condenando a nuestro pueblo a la miseria. La
postergada reforma agraria será parte central del reclamo. Una reforma que
priorice la atención a la agricultura familiar, que garantice la soberanía de sus comunidades y asentamientos, que signifique
asistencia y ayuda para la producción agroecológica y el apoyo con la
infraestructura necesaria para la salida y colocación de sus producciones en
condiciones ventajosas y que, finalmente se plantee la industrialización de la
producción agrícola nacional. La marcha
se constituirá en una jornada de protesta nacional, con la participación de
representantes de diversos sectores de la ciudadanía. Debemos señalar que es
admirable la convocatoria y la organización de la Federación Nacional
Campesina, que se ha mantenido prescindente de la influencia política
partidaria, esa es su fuerza y quizás de alguna manera también su debilidad, al
no conseguir que sus legítimos reclamos sociales también se conviertan en
demandas políticas. Pero sus reclamos y demandas son ampliamente
justificados. La política del gobierno ha fracasado hasta ahora con relación a
los pequeños agricultores. Se basó en el
asistencialismo administrado por intermediarios incapaces y deshonestos. No
se puede ayudar a los campesinos subestimando, o lo peor, persiguiendo a sus
organizaciones. No hay justicias para sus reclamos. Para sus vidas hay ausencia
de estado, porque jueces, fiscales y hasta las fuerzas policiales operan a
favor de sus agresores. Las muertes de centenares de sus líderes no fueron
aclaradas. Ojala que esta nueva marcha
de la Federación Nacional Campesina sea considerada por el gobierno nacional
como un reclamo justo de una deuda histórica de postergación y de atraso que se
mantiene respecto del campesinado paraguayo. Que con cada grito y cada
pancarta, se pueda leer y entender que el país nunca saldrá de su miseria,
mientras se desoiga este urgente pedido de justicia y de reivindicación
legítima de nuestros compatriotas campesinos.
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