FALLECIÓ UN GRAN
OBISPO.
Mucho pesar en el
norte y en todo el país ha causado la muerte del Obispo Emérito de Alto Paraná, Mons. Oscar Páez Garcete. Falleció en la fecha a la edad de 78 años. Le caracterizó siempre su gran humildad y
sencillez. Nació en Loreto, Departamento de Concepción el 1 de setiembre de
1937. Inició sus estudios en el Seminario Metropolitano de Asunción y
terminó en Roma, donde fue ordenado sacerdote el 23 de
diciembre de 1961. Posteriormente
realizó cursos de Sociología en la Universidad de Lovaina, Bélgica. Formó parte
de un trío de sacerdotes, junto a Demetrio Aquino y Carlos Villalba del clero diocesano de
Concepción en el tiempo del Mons. Aníbal Maricevich que posteriormente integraron
el Episcopado Paraguayo. Ahora todos fallecidos, siendo el último Mons.
Oscar Paez Garcete, quién fue nombrado como primer Obispo de San Pedro,
pasando posteriormente a la Diócesis del Alto Paraná. Mons. Páez, tuvo un papel protagónico en la creación de la
Universidad Católica de Concepción, llegando a ocupar el cargo de Decano de la
Facultad de Ciencias Contables y Administrativas. Fue profesor de Ética y Sociología dándose a
conocer desde entonces por su preocupación por los sectores más desposeídos a
la luz de la doctrina social de la Iglesia. Fue significativa su labor
pastoral en la diócesis de San Pedro, donde fiel a la experiencia ganada junto
a Mons. Maricevich, ayudó a fortalecer las organizaciones campesinas. Fue
designado Presidente de la CEP, Conferencia Episcopal Paraguaya, pero antes y
después, y hasta su muerte fue asesor de la Pastoral Social Nacional y
Diocesana. Por la claridad de su
pensamiento y su total entrega a la tarea y responsabilidad de la Pastoral Social,
fue designado Presidente de Cáritas de América Latina y el Caribe, y en tal
carácter participó de varias reuniones del Comité Ejecutivo de Cáritas
Internacional en Roma. Su aporte a
nivel local fue significativo en la formulación de casi todos los documentos de
la Pastoral Social Nacional. Tenía muy
clara la visión de la Iglesia Evangelizadora y esquematizaba con sencillez y
claridad las tres vertientes de la evangelización: La dimensión profética que
anuncia y denuncia, la dimensión de la celebración de la fe y la dimensión
testimonial. Si alguna de estas
dimensiones faltara la evangelización
resultará incompleta, decía. También tenía muy claro el fundamento del
derecho a la propiedad de la tierra, en un país como el nuestro, donde se les
está arrebatando la tierra a campesinos e indígenas privándoseles de un medio
vital de vida digna y supervivencia.
Recordaba en todas las ocasiones que sobre toda propiedad pesa una hipoteca
social, por eso la propiedad no puede ser absoluta, afirmaba. Era contundente
su afirmación de que el derecho a la propiedad no es solo el derecho de los
propietarios, sino también un derecho de los que no poseen la tierra. Mons. Oscar Páez Garcete, retornó a su
tierra, el norte, donde seguía apoyando a la Pastoral Social Diocesana, haciéndose
eco de las violaciones cometidas contra familias campesinas humildes por la
llamada Fuerza de Tarea Conjunta. Su testimonio de lucha estuvo firme hasta el
último día de su vida. Mons. Oscar Páez Garcete fue siempre un obispo
comprometido. Su vida y su obra honran a la Iglesia Católica del Paraguay, y en
especial a su norte querido. Gracias por siempre Monseñor.
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