EL SUR COMO
SÍMBOLO DE IDENTIDAD
Fue muy
gratificante el reconocimiento de “Hamaca Paraguaya” de la
compatriota Paz Encina, como una de las diez mejores películas de los
últimos 20 años de esta parte del continente. Una obra sencilla pero a la vez profunda que proyecta una
mirada sobre el Paraguay y los paraguayos, en el intento por retratar su alma a
través del diálogo y el silencio, en el pequeño escenario de un rancho
campesino, y una pareja que aguarda el esperado retorno del hijo que fue a la
guerra. Un instante de eternidad que se sitúa entre el pasado y el futuro por
llegar, y donde cada imagen dura todo el tiempo necesario para expresarse, como
lo señala su realizadora. De esta manera desde el paisaje de una hamaca
extendida bajo una añeja sombra, del calor que sofoca, el viento que no llega
y el diálogo de la espera en la expresiva lengua de la tierra, el país se
universaliza.
Este logro
de Paz Encina es un aporte desde el sur. Ese
hecho nos llevó a relacionarla con otro gran realizador, el cineasta argentino
Fernando “Pino” Solanas, quién visitó nuestro país en la década de los noventa,
con motivo de presentar a nuestro público dos de sus películas: “SUR” y
“TANGOS, EL EXILIO DE GARDEL”. Pino
Solanas, expresó entonces a través de un escrito- entre otras cosas- que “SUR
nos cuenta la historia de amor de una pareja, y es también una historia de
amor por un país. SUR nos habla del reencuentro y de la amistad, del triunfo de
la vida sobre la muerte, del amor sobre el rencor, de la libertad sobre la opresión,
del deseo sobre el temor. También quiero decirles – prosiguió aquella vez el realizador
argentino- que SUR es un homenaje a todos los que, como mi personaje tartamudo,
supieron decir no. Fueron los que mantuvieron la dignidad. Ellos dijeron no a
la injusticia, a la opresión, a la entrega del país. Esta obra es parte del
compromiso por afianzar identidades culturales. Queridos amigos, aquí está SUR.
Fue hecha con el corazón y ahora les pertenece” Concluyó. Un mensaje impactante
y aleccionador. Une al contenido poético de su obra un llamado al reencuentro
con la dignidad, a un regreso hacia las raíces profundas del hombre
latinoamericano, es como un grito que dice “lo nuestro vale, no lo perdamos”.
En este
afán de destacar al sur como símbolo de identidad y compromiso, nos llevó al
encuentro con otro gran latinoamericano, Mario Benedetti, que nos brindara con
tanto acierto, su poema titulado “El sur también existe”, que en sus dos
últimas estrofas expresa cuanto sigue: “ Con su corno francés/ y su academia
sueca/ su salsa americana/ y sus llaves inglesas/ con todos sus misiles/ y sus
enciclopedias/ sus guerras de galaxias/ y su saña opulenta/ con todos sus
laureles/ el norte es el que ordena. Pero aquí abajo abajo/ cerca de las
raíces/ es donde la memoria/ ningún recuerdo omite/ y hay quienes se desmueren/
y hay quienes se desviven/ y así entre todos logran/ lo que era un imposible/
que todo el mundo sepa/ que el sur también existe”
Gracias a
Paz Encina, Gracias a Pino Solanas y a Mario Benedetti. Gracias a tantos
latinoamericanos y tantas latinoamericanas que conforman un listado cada vez
más extendido, que cada día nos hacen recordar que aquí entre nosotros también
están los que vivieron la “historia del regreso”, los que dijeron no a la degradación
y a los oprobios y tuvieron el coraje de mantener la dignidad.
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