EL BLINDAJE
DE LA CORRUPCION.
La gran
resistencia al cambio y el mayor peligro de la estabilidad del gobierno actual
proviene de la estructura de la corrupción. Una corrupción que es transversal a
todos los partidos políticos, a los gremios empresariales y sindicales, e
incluso a los tres poderes del estado.
Las Cámaras del Congreso, especialmente la Cámara de Diputados se
niega rotundamente a proporcionar la nómina de funcionarios nombrados y
contratados, bajo el pretexto insostenible de la privacidad. Bajo esa
consideración podría negarse a proporcionar quizás algunos datos como
domicilio, número de teléfono, estado civil, y estados patrimoniales, pero
nunca la nómina, los cargos y las remuneraciones que perciben que son datos de
funcionarios públicos que perciben remuneraciones del estado, financiadas con
el impuesto de la ciudadanía. No tiene explicación esta negativa y todo hace
suponer que podría tratarse de un grave abuso de poder.
En otro aspecto como en
el caso de las denuncias de irregularidades y malversaciones en los municipios
del país que deben ser declarados intervenidos por Cámara de Diputados, para
que la Contraloría de la República
proceda a realizar las auditorías correspondientes, simplemente se cajonean los
casos y dejan pasar el tiempo hasta que venzan los mandatos de los munícipes. Pero
el sistema de blindaje se ha perfeccionado y ahora hasta tiene ropaje legal.
Más de 100 acciones de inconstitucionalidad fueron presentadas desde el 2003
hasta la fecha por instituciones públicas, o por directivos, con el fin de
evitar que se realicen los controles de las ejecuciones presupuestarias. Con
esta medida consiguen que sus casos sean tratados por el Tribunal de Cuentas,
órgano dependiente de la Corte Suprema
de Justicia, probablemente por considerarlo de más fácil manipulación y porque
no tiene personal suficiente para realizar una auditoría en forma. Lo más grave
es que el Tribunal de Cuentas genera estado en sus fallos, ya que al aprobar
las cuentas se convierten en cosas juzgadas y ya no existe posibilidad de
revisión. Entre las instituciones que recurrieron a esta medida están la Cámara de Diputados, el
Tribunal Electoral, la Fiscalía General ,
varias gobernaciones y municipalidades. Lo paradójico es que la propia Corte
Suprema de Justicia implementó esta acción para impedir el control de su
ejecución presupuestaria, actuando de esa manera como juez y parte, ya que se
trata de la máxima instancia judicial encargada de resolver las acciones de
inconstitucionalidad. Sobre este tema fue dramática la declaración del Senador
Carlos Amarilla, pidiendo a sus colegas que intervengan este caso, porque según
sus expresiones se “está destruyendo la república”. “Se trata de chicanas
jurídicas de contubernios y un carnaval bochornoso para evitar el control del
manejo del dinero público en toda su extensión”. Dijo, y agregó: “Se está
fomentando la cultura de la corrupción y de la impunidad más grosera y se hace
tabla rasa de la transparencia, de la decencia y la responsabilidad que es
componente fundamental del hombre público”. Es importante que un Senador se
haya manifestado en estos términos, pero tenemos dudas de que sus colegas
reaccionen.
Pero no
solamente es blindaje, también es montaje, como lo ocurrido en el INDI,
Instituto Nacional del Indígena. Hay vídeos y constancias del Banco, que
confirman que el Presidente y la Directora
Administrativa , retiraron más de 3 mil millones de guaraníes de
un fondo destinado a restituir sus tierras a una comunidad indígena, conforme a
decisiones de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, que ya sancionó al Paraguay con multas y la obligación de
devolver la tierra usurpada. El afectado se defiende diciendo que había
entregado el dinero a una ONG, sin local, sin proyecto, sin nada, cuyas únicas
facturas utilizadas son las que supuestamente justifican la entrega de dinero.
A partir de aquí sobrevendrán las chicanas jurídicas hasta que todo finalmente
quede en la impunidad.
Podemos
imaginarnos los más inverosímiles casos de actos corruptos, que al final
terminaremos reconociendo que la realidad supera a la ficción. ¿Seremos capaces
de superar el montaje y el blindaje de la corrupción? Consideramos que muy
pocas personas podrían arriesgar una respuesta, porque en verdad se trata de la
pregunta del millón.
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