LOS MÍOS,
LOS TUYOS Y LOS NUESTROS.
Ya están
juramentados los miembros del Parlamento nacional. Los Senadores y Senadoras y
los Diputados y las Diputadas han dado cumplimiento a la formalidad
establecida. Ya tenemos nuevo Congreso.
La mayoría de los representantes, a iniciativa del presidente electo,
suscribieron un acuerdo país, un acuerdo de gobernabilidad. Pronunciaron muy
buenos discursos y en casi todos ellos prometieron dedicarse en primer lugar al interés de la nación por
encima de los intereses partidarios, grupales y personales. Parecía que
estábamos en otro país y más de algunos, seguramente, se habrán sentido
tentados por el optimismo. Sin embargo afuera del recinto legislativo se oían
gritos de: “Farsantes, aprovechadores, no les permitiremos que sigan burlándose
de la gente”. Gritos que nos devolvían a
la realidad respecto a la trayectoria muy poco feliz, para no decir desgraciada, de nuestros parlamentarios. Se auto aumentaron salarios y
privilegios, nombraron y contrataron planilleros, retardaron o rechazaron
proyectos de leyes necesarios para el avance del país, manosearon el
presupuesto nacional con una discrecionalidad increíble, y hasta propusieron
jubilarse con 10 años de aporte y con cualquier edad. Toda una raza especial.
Pero quizás
lo más grave de todo haya sido la
protección de los corruptos a nivel país.
Como resultado de esta práctica, la corrupción se ha generalizado como
nunca en esta etapa de transición llegando a límites vergonzosos en
gobernaciones y municipios.
En poco tiempo
más sabremos si el pacto azulgrana, de colorados y liberales, no es más que un
acuerdo para la impunidad. Hay decenas de municipios denunciados por
malversación de fondos de los royalties que reciben de Itaipú, destinados a
financiar en un 80 porciento obras de infraestructuras, quedando solo el 20
porciento para gastos administrativos. La utilización es a la inversa y las
pocas obras que se realizan son normalmente sobrefacturadas. Igual cosa está ocurriendo con los recursos del FONACIDE, destinados a la reparación de escuelas y colegios. Como la intervención de los municipios pasa
por la Cámara
de Diputados, la protección ya está sistematizada. ¿Qué pasará de ahora en
adelante, con este pacto? Quizás suceda
algo similar a la trama temática de aquella película que tenía como título:
“Los míos, los tuyos y los nuestros”. Se refería a los hijos que tenían de
antemano cada miembro de la pareja y que a su vez tuvieron nuevos hijos. El lío
familiar fue tremendo. Comparando con nuestro caso podemos decir que algo parecido puede ocurrir, porque tanto
liberales como colorados ya tienen sus corruptos protegidos y en adelante en
virtud del pacto pueden surgir nuevas protecciones. Es probable que en los
primeros tiempos procuren ser prudentes y silenciosos y que intenten acallar a la
prensa. Pero es muy difícil que cambie la situación porque en estos procesos de
corrupción existen fuertes lazos de connivencia y complicidad.
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