EL SENTIDO
DE LA AMISTAD.
Reflexiones
personales.
Confieso
que a esta altura de mi vida me considero una persona adulta. Con eso quiero
decir que el camino recorrido ha sido interesante y que me siento en paz
conmigo mismo. He sufrido y he sido herido pero no guardo rencor ni
remordimientos. Siento como si los avatares de mi vida respondieron a un plan
de lo que tenía que suceder y que aunque no lo entendiera en su momento, después
se me presenta como un camino lógico,
racional. Naturalmente esta caminata ha sido intensamente compartida con mi
esposa, mis hijos, nietos y biznietos. Con mis demás familiares y con mis amigos y maestros de la vida. Hice
un poco de todo pero debo reconocer que mi vocación de servir nació muy joven
conmigo orientada por la fe de un sacerdote que profesaba un amor simple y sin
prejuicios hacia los niños de la calle. El afán de educar y comunicar signó mi
vida profesional. Si alguien me preguntara si puedo hacer un balance le diría que todavía no es el
momento de hacerlo porque no me siento en retirada. He aprendido que uno no
sabe cuándo puede vivir el mejor momento de su vida. He aprendido también que
los verdaderos amigos no son muchos, pero que la cantidad puede ser compensada
por la calidad de esos pocos que verdaderamente lo han sido. Son nuestros
maestros de la vida quiénes nos ayudaron a cruzar las barreras de las
dificultades y las fronteras del desaliento. Nunca podríamos dimensionar cuánto
han significado para cada uno de nosotros en lo que somos o seremos. He
aprendido también de mis vivencias personales que aquello que sembramos es lo
que recogemos. Si no nos jugamos por los
demás es muy difícil que alguien se juegue por nosotros. A eso se debe
generalmente que en los momentos aciagos de la vida nos sintamos sin el apoyo y
los afectos necesarios. Debemos recordar que la rectitud de nuestros actos es
un crisol importante para la siembra de amigos verdaderos y que por sobre todas
las cosas nos corresponde ser agradecido sin dejar de tener en cuenta que no
siempre es posible compensar al que nos ayuda. Por eso la expresión de la
gratitud debe ser traducida en el servicio a los demás. La amistad verdadera
está despojada de todo interés mezquino y busca exaltar y embellecer la vida.
Es como un canto que proclama bendiciones.
La amistad
es un compromiso con la vida.
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