MAESTRO
¿QUIÉN ERES?
Alguien
alguna vez pidió perdón por llevar el nombre de maestro, porque el verdadero
maestro es Uno solo. Podemos seguir pidiendo ese mismo perdón para permitirnos
la oportunidad de referirnos a tantas
personas que hicieron de esta profesión un culto y una admirable vocación de
vida. El camino del magisterio paraguayo no ha sido fácil, porque a menudo la
política criolla de turno ha subvalorado la profesión de educador relegándola
por medio de la humillación salarial y la manipulación. A pesar de todo ello
hay brillantes educadores y educadoras paraguayas, a quiénes todavía no se les
ha reivindicado social e históricamente, quizás porque sus perfiles, valores y
figuras pueden resultar demasiado revolucionarios para los detentadores de poder.
Alguien
también alguna vez preguntó en que consiste la diferencia entre profesor y
maestro. La respuesta que se ha dado es la siguiente: Profesor o profesora es
aquél o aquélla que ha desarrollado una materia en un determinado curso que el
alumno tuvo que aprobar para seguir adelante y cuyo nombre al poco tiempo se ha perdido en
el olvido. Sin embargo se le considera maestro a aquella persona que haya
incidido de manera importante en la vida de su joven alumno o alumna. Bajo esta
consideración podemos reiterar la pregunta: maestro ¿quién eres? Es muy posible que la nómina final de la
respuesta sea muy breve.
Finalmente
la pregunta anterior nos debe conducir hacia una fundamental y profunda
interrogación: ¿Para qué la educación? Es muy posible que esta pregunta ni
siquiera la tengamos formulada, porque tendríamos que pensar y hacer pensar
para ello. Será más fácil repetir toda la cantinela de que tenemos que preparar
a las generaciones para el trabajo y para la producción, preparar manos de obra
capacitadas para el comercio y la industria. Esta afirmación que podemos hasta
aceptar como parte de la verdad es una manera casi elegante de instrumentar y
manipular el fin de la verdadera educación, que es la formación de la persona.
Utilizar la educación para adaptar al educando al rol social vigente de manera
acrítica e impersonal, es la mejor manera de asegurar la continuidad inamovible
de las condiciones sociales injustas que subyugan y denigran todo esfuerzo por
dignificar la sociedad.
Maestro, tu
esfuerzo y tu sueño siempre serán dignos. Salud en tu día.
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