UN GRAN SAINETE INTERNACIONAL.
Montaron dos escenarios. Uno en la ciudad de Cúcuta Colombia
y otro en territorio venezolano mediando una distancia entre ambos de
aproximadamente 300 metros. Para ambos eventos se hicieron presentes grandes artistas
provenientes de diversas partes del mundo. Algunos fueron músicos e intérpretes, muchos otros
titiriteros y una enorme cantidad de de extras. El motivo principal que se publicitaba
era el deseo de ayudar a los más necesitados. Con ese motivo en la mencionada
ciudad colombiana se estuvo almacenando alimentos y medicina llegados del
extranjero especialmente desde los EE.UU. que se buscaba entregar como ayuda
humanitaria. Intentaron forzar el paso del puente bloqueado. También desde la
ciudad de Caracas anunciaron llegada de otra partida de ayuda humanitaria
procedente de otra parte del mundo que también sería enviada a esa zona. ¡Qué
bueno! Todos querían ayudar y para recaudar más y motivar más, montaron la
competencia de dos conciertos. Ojala que
las grandes disputas sean dirimidas simplemente a través de los grandes
conciertos. Pero el sainete se dramatizó por la violencia. Hubo muertos y
heridos que lamentar. Y eso porque la situación
se volvió seria y preocupante. Hubo
mucho eufemismo en todo. Veamos el titular utilizado por el Diario Última Hora
de nuestro país en su edición de la fecha 23 de febrero, página 43, que dice:
“La ayuda humanitaria pone bajo presión a la dictadura de Maduro” ¿Por qué la
ayuda humanitaria tendría que poner bajo presión al gobierno de un país determinado?
Presiona y presionó porque fue utilizada
como un factor político. La entrega se debía atribuir al autoproclamado
Presidente Interino Juan Guaidó, que viene – dicen - a salvar a la patria de
una dictadura. La anunciada ayuda humanitaria
no tenía ninguna posibilidad de concretarse en esas condiciones
circunstanciales. El tal Guaidó no tiene poder ni organización en
Venezuela. Una ayuda de esta naturaleza
necesita mínimamente protección y organización para una buena distribución, de
lo contrario puede terminar en un desbande. Pero eso no importó a los
propiciadores. El objetivo principal era crear incidentes y lo consiguieron.
Todo concluyó con la quema parcial de la ayuda que no se sabe quién lo consumó
pero le atribuyeron a partidarios de maduro. Si se tratara simplemente de una ayuda
humanitaria se podría haber utilizado la mediación de las Naciones Unidas o la
Cruz Roja Internacional. ¿Es Maduro el problema y solamente Maduro? ¿O lo fue y
lo sigue siendo Hugo Chávez? Maduro es dictador porque manipuló las elecciones
para ser elegido, dicen. Pero quizás no sea el único ni el peor. Hay otras elecciones en el continente que
también fueron denunciadas como fraudulentas. Llevó a su país a la miseria
total. Habría que ver si todas las
causas pueden ser atribuidas a sus errores políticos o es principalmente consecuencia de un
terrible bloqueo económico impuesto por los norteamericanos en violación de
todas las normas internacionales. Hay graves carencias en Venezuela pero ¿eso justificaría
una amenaza de intervención extranjera? Se
le acusa de criminal pero no se le reconoce ninguna condena nacional ni
internacional. “Es un izquierdista de mierda” dicen otros y podemos respetar la
opinión que se haya formado la gente pero el tema ideológico podría no ser la
causa principal de su descalificación. Este caso deja lecciones muy duras que afectan
las relaciones internacionales. ¿Puede un país por más poderoso que sea
confiscar o bloquear los recursos de otro país soberano por encima de todas las
normas legales internacionales? El pretexto de la ayuda humanitaria no puede
ser utilizado para condenar y agredir a otra nación soberana en abierta
violación de la libre determinación de los pueblos. La otra lección que deja
este caso es el manejo unidireccional del poder mediático que utilizan las
grandes potencias en función de sus objetivos políticos y económicos. Nicolás
Maduro, está condenado y vilipendiado. Pero el problema real va más allá del
Señor Maduro porque éste no tiene la culpa de presidir circunstancialmente el
gobierno del país que posee la mayor reserva petrolífera del mundo. ¿Qué garantía tiene un país pequeño para
defender sus derechos si nadie respeta a las Naciones Unidas ni a los
organismos internacionales de justicia? En concreto, por ejemplo en nuestro
caso ¿quién defenderá al Paraguay si el Brasil incumple el Tratado de Itaipú o
quiere cercenarle el derecho legítimo
que tiene sobre el Acuífero Guaraní? En la cuestión geopolítica no sirven los
titiriteros de turno ni los falsos profetas de la información mediática. Esperamos que en el caso venezolano sea
descartada totalmente la opción de la intervención militar por el alto costo
político, humano y material que pueda representar. Creemos que el pueblo venezolano encontrará
una salida a esta crisis política y económica en salvaguarda de su soberanía,
en salvaguarda de sus reservas y riquezas sin doblegarse a la amenaza y a la
coacción.
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