CRISPACIÓN
INNECESARIA
¿Hasta qué punto pueden ser considerados normales los recursos
que son utilizados en el ámbito político?
Dependerá seguramente del nivel de desarrollo de la cultura cívica de cada
pueblo ponderar y evaluar si esos recursos están dentro de los límites de ciertos
parámetros de respetos básicos de las normas de convivencia, de las normas constitucionales y de la
primacía de las leyes y de elementales principios éticos, como corresponden a un estado de derecho con
una institucionalidad democrática consolidada. Debemos convenir que el caso paraguayo dista
mucho todavía de corresponder a los parámetros ideales, pero teníamos la
presunción, al parecer fundada más en el
deseo que en los hechos, de que estábamos avanzando en el largo proceso de la
transición democrática. ¿Qué realmente
está pasando en el país? ¿Es validable la utilización de cualquier recurso para
sostener una propuesta política? El tema de la reelección, desde un tiempo a
esta parte, viene acaparando todo el debate político que acentúa cada vez más
una polarización irreconciliable dentro de la ciudadanía. Y no se trata de la
reelección en sí misma sino el procedimiento a seguir. Se debate si la vía de la Enmienda es también
constitucional o solamente, conforme a la Carta Magna, la Reforma es la única
vía legal prevista para modificar la Constitución en materia de la reelección.
Al principio se guardó más los procedimientos razonables, se trasladó la
consulta a los jurisconsultos. Pero después la lógica cedió paso a la pasión
política. La convención de la Asociación Nacional Republicana, de alguna manera
teledirigida, decidió que la reelección sea un mandato y que los miembros de
esa asociación política que no apoyen las acciones y propuestas con ese
objetivo en el Parlamento, sean expulsados del partido. Naturalmente los
parlamentarios republicanos se defendieron. Los opuestos a la reelección vía enmienda,
presentaron sorpresivamente un proyecto de ley para modificar la Constitución y
lo rechazaron, dejando el precedente de
la imposibilidad de volver a tratar ese mismo proyecto antes de que trascurra
un año, conforme a lo dispuesto en el Art. 290 de la C. N. Los partidarios
de la reelección vía enmienda no aceptan ese recurso y buscan invalidar la
mencionada sesión del Senado. La
crispación siguió subiendo de tono. Los
oficialistas propusieron la recolección de firmas, para proponer la iniciativa
de la modificación vía enmienda como parte de la iniciativa popular, pero la
falsificación de numerosas firmas y la inclusión de más de l.000 personas
fallecidas en el listado, no solamente anularon la iniciativa sino que dio paso
a la intervención de la Fiscalía para abrir la investigación y eventualmente
imputar a los propulsores por el delito de adulteración de documentos. Anteriormente,
el veto total del Presupuesto General de
Gastos de la Nación del 2017, fue otro impasse grave resultante de esta disputa,
situación que ahora se agrava por la amenaza de los parlamentarios de no
aprobar la emisión de bonos soberanos. La crispación sigue con el supuesto
complot contra la vida del Primer Mandatario, en base a la denuncia de un alto funcionario
de una de las hidroeléctricas Binacionales, quién llevó a la Fiscalía, el supuesto contenido de
un intercambio de mensajes vía Whatsapp, donde una parlamentaria habría
preguntado al colega Presidente del Senado, si a cuánto ascendería la
“contratación de un sicario de medio pelo”
La Junta de Gobierno de la ANR,
crea una Comisión Investigadora del caso y hay presión sobre la Fiscalía para
que haya imputación. Insisten en afirmar
que se trata de un hecho muy serio, y claro que si se tratara realmente de una
confabulación, sería una cuestión muy seria, pero nadie cree que en una
conspiración de ese tamaño se pueda utilizar un sistema de mensajes múltiples.
La defensa contra ataca afirmando que, en todo caso, lo que con este hecho se
demuestra es la existencia del espionaje político y la violación del derecho a
la privacidad. ¿Cuántas cosas más podrán
ocurrir? Esta crispación generada
artificialmente hace pensar que las ambiciones políticas desbordan todo límite
de razonabilidad por la torpeza y la irresponsabilidad que conllevan y por las
consecuencias que puedan significar para la institucionalidad de la
República. La esperanza es que actúe de
contrapeso una ciudadanía consciente, a la que se subestima, y que sin embargo
dirá y confirmará su verdad en la hora de las grandes decisiones.
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