UN EJEMPLO DOLOROSO
Es dura la lucha por
la supervivencia de los agricultores paraguayos en los tiempos que corren. Son
normalmente cada vez más pobres y sometidos al desahucio. Muchos de ellos
tropiezan con el problema de acceso a la tierra para cultivar y se ven
empujados por los desalojos de los asentamientos precarios a vivir bajo carpas
a la vera de los caminos vecinales aguardando a que sus reclamos sean
atendidos. Si son propietarios la suerte de los mismos no mejoran mucho.
Carecen de infraestructuras mínimas: Caminos vecinales de todo tiempo y acceso
al agua potable. Supuestamente se canalizan hacia ellos importantes ayudas para
mejorar la producción a través de Organizaciones No Gubernamentales que se
quedan con un buen porcentaje de esas ayudas y en algunos casos inclusive con
la totalidad. Si concretan el mejoramiento de la producción
de ciertos rubros tropiezan con la falta
de mercado y el bajo precio. El contrabando y la explotación de los acopiadores
hacen que gran parte de sus producciones se pierdan y la pobreza siga
agudizándose cada vez más en esas familias. Esta es la realidad que golpea
cotidianamente al campesinado paraguayo. Esta realidad es la que le motiva a
salir a las calles y a las rutas a manifestarse en solicitud de las condonaciones
de sus deudas o por lo menos de una refinanciación con menos intereses y a más
largo plazo. Son tildados de haraganes, de gente que no quiere trabajar. En
general la refinanciación o condonación son maneras de diferir el problema por
algún tiempo. Los nuevos créditos
solamente servirán para una supervivencia temporaria. Es que al carecer de
rubros de renta y al no tener apoyo para la venta de sus pocos productos no
pueden tener capacidad para cubrir sus compromisos crediticios. En estos días se ha tenido un ejemplo de cómo
una supuesta ayuda termina por despojar a un campesino de un inmueble de su
propiedad tirándosele a la calle con sus
pocos enseres de manera inmisericorde. Es
el caso del señor Robustiano González, poblador de la comunidad San Ignacio de
Calle 13 distrito de Horqueta, Departamento de Concepción. Fue desalojado por
una deuda contraída con el Crédito Agrícola de Habilitación (C. A. H.) es decir
no fue por algún banco privado o financiera, sino por la entidad estatal
dirigida a la ayuda de los pequeños productores rurales de bajo ingreso.
Según Demoinfo que dirige el comunicador popular Carlos Goncalvez, el Señor
Robustiano González, comentó su caso con Guido Mendoza de la Radio Comunitaria
“Tape Pyahu” diciéndole que sí había contraído
con el CAH, un préstamo de 15 millones 700 mil guaraníes, que no pudo
saldar y que fue elevándose con los
intereses a unos 100 millones de guaraníes.
Responsabiliza del caso al Director Regional del Crédito Agrícola de
Habilitación señor José Esteche, quién supuestamente vendió su propiedad a un
cuñado suyo, quién planteó el desalojo dejando al propietario en la calle
después de haber vivido en su lote de 20 hectáreas por más de 52 años. El señor
Robustiano González, pidió ayuda y rogó por favor de que no se le arrebate la
casa, pero ya fue tarde. El ujier y la policía cumplían la orden de algún juez.
¿Quién investiga este caso? Muchos otros campesinos están con esta amenaza
pendiente. La supuesta ayuda se transforma en despojo. Muchos están forzados a mal vender y a
abandonar sus tierras para convertirse en los nuevos habitantes de los barrios
periféricos y de las viviendas precarias. Abandonados a su suerte arañarán la
tierra de los basurales para el mendrugo diario. En un país de tanta
corrupción, lamentablemente, la pobreza extrema sigue ganando adepto.
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