EL FRAUDE AL ACECHO
Cada vez es más comprobable que la Justicia Electoral de
este país está politizada, está “partidizada” y por lo tanto requiere de una
urgente transformación institucional que posibilite recuperar la confianza de
la ciudadanía. La supuesta eficiencia no
es suficiente porque su soporte principal recae sobre su credibilidad. El
panorama se enrareció mucho con la publicación de un audio de llamadas
telefónicas que involucra nada menos que al Director de Calidad Informática del
Superior Tribunal de Justicia Electoral donde éste reconoce que ha prestado
servicio de adulteración de datos a cambio de pagos recibidos. Habla además, según las publicaciones del
diario Última Hora en su edición del 24 de julio del corriente año, que si se
da el caso, protegerá los votos del Partido Colorado. ¿Por qué solamente de
este partido? ¿Acaso su función no es proteger los votos de todo el electorado?
Los miembros de la Justicia Electoral procedieron a destituirlo de inmediato
denunciándole además ante el Ministerio Público. Procuraron deslindar
responsabilidades en una conferencia de prensa, donde afirman una y otra vez,
que el sistema electoral de nuestro país es inviolable. ¿Pero qué es lo que es inviolable? Insisten
en que los datos que se cargan en el TREP (Transmisión de Resultados
Electorales Preliminares) no se puede modificar. Es posible que sea así, pero ¿qué pasa con el
proceso de levantamientos de datos al sistema? Esos datos – dicen – son fiel
reflejo de las actas electorales. Una afirmación falsa demostrable y demostrada
por numerosos electores que al revisar en la Web del TREP, las actas de sus mesas respectivas no figuraban sus votos. ¿Qué pasó con esos
votos? Porque ni siquiera figuraban como anulados. Simplemente no aparecieron
en las actas. A este hecho respondieron que los únicos documentos válidos
electoralmente son las actas y ya no se puede verificar si los datos de esas
actas coinciden con el sufragio
correspondiente porque los boletines de votos ya fueron destruidos. Y bueno, en vista de que ya no tenemos
boletines de votos, ahora queremos ver todas esas actas que sí tenemos, - les
dijeron a los miembros de la Justicia Electoral- y tampoco aceptaron ponerlas a disposición de la ciudadanía o de la
Fiscalía o de los denunciantes del fraude. Eso abre otra interrogante. ¿Hasta
dónde esas actas habrían sido manipuladas o adulteradas? Las denuncias de fraude
fueron formalizadas por el Partido Liberal Radical Auténtico. Dirigentes del
Frente Guazú, manifestaron que adherirán a esa denuncia. Piden además el
enjuiciamiento de los tres miembros del Tribunal Superior de Justicia
Electoral, que no pueden lavarse las manos, diciendo que el alto funcionario
denunciado es un simple charlatán que prometió intervención en el resultado electoral, que era imposible de
cumplir. ¿Imposible de cumplir? ¿Qué puede pasar en adelante? Probablemente nada.
Es una respuesta realista, en cuanto a la posibilidad de que el Ministerio
Público termine por investigar a fondo estas denuncias y en consecuencia que
hayan imputados en la causa investigada ya que nuestro sistema judicial está
muy sometido a los sectores políticos predominantes. Pero lo que no se puede obviar es la tremenda
necesidad de modificar el sistema electoral y de romper la estructura del poder
que han instalado, con lo que han
fracasado rotundamente, porque traicionaron al mismo sistema democrático.
Costará volver a construir la credibilidad perdida. Pero no hay otro camino a
seguir. Hay que introducir un profundo
cambio en el Sistema Electoral paraguayo,
al menos si esta ciudadanía mantiene la convicción y el interés porque
se afirme y se fortalezca la institucionalidad de la democracia en el país.
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