DEMOCRACIA MEDIOCRE Y OBSECUENTE
¿Por qué nuestra democracia es tan pobre y mediocre? ¿Por
qué nuestras instituciones son tan débiles y dominadas por gente corrupta? Son
preguntas sin respuestas a las que nos enfrentamos mirando el escenario
político de nuestro país. Intentamos algunas justificaciones como por ejemplo
que estamos saliendo de una larga dictadura y la transición hacia la democracia
no avanza con la velocidad necesaria, que el Dictador se fue pero quedó intacto
el sistema de corrupción que había instalado y así buscamos uno u otro pretexto
para intentar explicar del por qué tenemos esta democracia tan mediocre y
obsecuente. En esta cuestión no se trata
de quedarnos con explicaciones a medias, sino de concentrarnos en analizar una
causa central y principal. En este
punto, queremos compartir el argumento expuesto por el escritor y periodista
Julio César Benegas Vidallet, en su posteo del 12 de febrero de 2019. Señala
Benegas Vidallet que después de nuestra independencia se llegó a instalar con
el gobierno del Dr. Francia el modelo estado-nación, que desapareció después de
la Guerra contra la Triple Alianza. Desde entonces – dice – “solo ha habido un
modelo oligárquico en nuestro país. Esa historia de oligarquía, basada en el
caso paraguayo en el control de la tierra no ha sufrido un combate serio, y aún
en sus crisis más importante se ha recreado en la ampliación de latifundios
como base de sustentación del poder político y económico, como ocurriera
durante el régimen de Alfredo Stroessner que regaló a Coroneles, Generales,
facendeiros brasileños y empresarios amigos un total de casi 8 millones de
hectáreas según informe de la Comisión Verdad y justicia. Es posible en este
escenario – siguió diciendo – hablar de democracia, hablar de Estado de
derecho, hablar de ciudadanía? He aquí
el tema central a discutir para salir – a su criterio – del falso dilema que
hace rato maniqueamente, se pretende instalar desconociendo más de 100 años de
mantenimiento del mismo esquema de concentración de poder” Nuestro periodista y escritor concluye su
análisis diciendo: “No existe, no hemos construido un proyecto popular que
combata con seriedad el modelo de acumulación latifundista agro exportador y re
exportador, y por lo tanto, sus instituciones casi sin excepción, rinden culto
y participan de ese mismo esquema de poder y el resto malvivimos de las migajas
de este asfixiante modelo” La afirmación de Benegas Vidallet, planteada de
manera contundente, nos conduce a la
necesidad de analizar el modelo económico vigente que da sustentación al poder
político del país. No solamente se trata de corrupción sino principalmente de
sumisión y dependencia. Esa situación explicaría del porqué se elige a ciertos
presidentes o porqué a uno de ellos se le ha derrocado; porque son elegidos o impuestos legisladores
y jueces, y porque se vive en un Estado
donde se violentan las leyes o se las adecua a los intereses del poder económico. En estas condiciones no es accidental que los
empresarios agro-ganaderos, nacionales y extranjeros expulsen con ayuda de
jueces y fiscales a comunidades campesinas e indígenas de sus tierras. ¿Existe
conciencia de que nuestra pobre democracia es consecuencia del modelo económico
imperante? No hay debate serio al respecto. Ni siquiera eso al parecer está
permitido. No se han recuperado las
tierras mal habidas ni siquiera los excedentes que fueron alambrados por los
agro-ganaderos. Es casi seguro que a eso
también se debe la vigencia de un sistema tributario tan injusto que descarga
el mayor peso sobre los consumidores finales.
No sabemos qué puede cambiar con las próximas elecciones nacionales
porque el modelo y el sistema están intactos,
pero más que nunca necesitamos de una ciudadanía consciente y preocupada
que ayude a mejorar las condiciones de injusticia en que vivimos. Hay que trabajar por esa ciudadanía, porque
representa el único camino para cambiar hacia adelante la democracia mediocre y
obsecuente que tenemos.
Comentarios
Publicar un comentario