EL PODER DE LA
COMUNICACIÓN
¿Cuánto tiempo puede
soportar un Presidente de la República el complot de los medios de comunicación
social? En el caso del Presidente Fernando Lugo menos de una semana. Claro que
en aquella circunstancia la actuación e incidencia de los medios ya estaban
planificadas de antemano. Un bombardeo incesante con todo el dramatismo de una
filmación perfecta y los mensajes que seguían a cada difusión: “Campesinos
emboscaron a la policía que se acercó a conversar, desarmada” Seis policías
muertos y varios heridos, machacaban. Muy poco se hablaba de los 11 campesinos
muertos y centenares de heridos. Varios de los campesinos habrían sido
ejecutados al ser capturados. La Fiscalía jamás investigó la muerte de los
campesinos. Como prueba en el proceso fueron presentadas 4 viejas escopetas, de
las cuales solamente una habría disparado. La comunicación es poder. Y no
solamente poder para una determinada circunstancia, para un complot
determinado. Es poder ejercido todos los días. Lo malo es que no se asume esta
gran verdad. No hay conciencia de esta verdad ni en la clase política ni en la
ciudadanía. La falta de conciencia de la importancia de los medios de
comunicación es un factor de vulnerabilidad. Nadie reclama la comunicación como un derecho humano fundamental. El
derecho de comunicar y el derecho de recibir una comunicación veraz y objetiva.
Esto supone un nuevo derecho, el derecho de la audiencia. Por eso es lamentable
que la sociedad no asuma a la comunicación como un derecho, y nadie defiende un
derecho que no conoce. En este momento la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones (CONATEL) está propiciando la modificación de la Ley 642/95,
con un proyecto que fue sometido a la consulta pública, a través de la página
Web, donde solamente intervienen los
empresarios interesados, los medios masivos de comunicación y las grandes
empresas de telefonía. El gran público ausente. Ni se da por enterado. El
proyecto debería ser sometido a varias audiencias públicas, porque el país
necesita una verdadera Ley de Telecomunicación conforme a una política
comunicacional de todo el país. Porque en verdad con un debate así, no se
debate solamente un modelo de comunicación sino un modelo de sociedad.
Desgraciadamente este es un mal momento político para plantearse una ley de
telecomunicación, porque con el parlamento que tenemos, lo más probable es que
no mejore nada, y hasta es posible que empeore. Podemos decir que no existe una explícita política comunicacional en
nuestro país, pero sí tácita. Es la política de privatización, de total entrega
de todo el espectro al control privado. Es un grave renunciamiento o una grave
claudicación del estado, entregar el 98% del espectro radioeléctrico al sector
privado. Es grave que el sector privado que solamente persigue fines
comerciales, fines de negocio, tenga todo el control de los medios de
comunicación de un país, sin siquiera tener un mínimo de contrapeso de los
medios públicos o estatales o medios educativos o comunitarios, o de alguna
instancia de control de programación y audiencia. Con esta estructura se pone en riesgo todo el sistema educativo, la
defensa de los valores morales y culturales, la vigencia del régimen
democrático y hasta la soberanía misma del país. Es porque los medios masivos
de comunicación están cada más concentrados en manos de empresas y capitales
transnacionales, que no van a renunciar jamás a la tentación del dominio del
poder político inclusive, si eso responde a sus intereses económicos.
Comentarios
Publicar un comentario