EL MALÓN NO SE DEJA ATRAPAR.
Atrapar a los malones de nuestro país
no resulta nada fácil. En algún momento se pensaba que una serie de normas
jurídicas terminaría por generar un sistema que haría cada vez más difícil
eludir los controles tributarios permitiendo de esa manera la formalización de
la economía. Lo único que se ha conseguido fue aumentar la burocracia
administrativa pero la evasión impositiva
continua muy alta, y la
informalidad y la corrupción siguen firmes y ejecutoriadas. Los
intentos de cambios comenzaron durante el gobierno de Nicanor Duarte Frutos
siguiendo con el de Fernando Lugo. Con
Nicanor el impuesto a la Renta sobre la utilidad de las empresas se redujo del
30% al 10% para que más empresas se inscribieran con lo que, supuestamente, la
reducción sería recuperada. Muy pocas
nuevas empresas se inscribieron y la evasión siguió con los mismos porcentajes
con el 10% establecido. Luego se creó el IVA (Impuesto al Valor
Agregado). ¿Quiénes pagan finalmente? No los empresarios porque ellos
descuentan sus IVA pagados de lo que tiene que abonar. Pagan los consumidores finales, los pobres,
que no tienen posibilidad de descontar nada.
El mayor ingreso impositivo proviene del Impuesto al Valor Agregado y lo
pagan los trabajadores y consumidores finales, confirmando la grave injusticia
del sistema tributario nacional. No pero
ahora viene el Impuesto a la Renta Personal y eso hará que se formalice la
economía y que los que más ganan paguen más. Gran mentira. Los descuentos son
siderales y discrecionales y los magnates terminan no pagando nada. Otra vez
los pocos que pagan son los profesionales de la clase media. Luego se aprobó la Ley contra el
enriquecimiento ilícito y la gente decía esto es un gran avance. A partir de ahora todos deberán demostrar cómo
obtuvo cada centavo de los bienes que tienen. Mentira. No se procesó casi a nadie, nadie fue
condenado y medio país ha cometido este delito. Igual cosa ocurre con la Ley
contra el lavado de dinero. Los
narcotraficantes, los contrabandistas, los evasores de impuestos lavan a
mansalva el dinero mal habido de forma abierta y pública, y hasta ahora nadie
fue condenado. Los parlamentarios y
funcionarios públicos no cumplen con la obligación de Declaración Jurada de sus bienes y no
hay sanción. Tampoco hay sanción para más de 200 municipios y varias gobernaciones que no rinden cuenta de
la inmensa cantidad de dinero que reciben proveniente de los Royaltíes y el
famoso FONACIDE, con lo que se genera
quizás el mayor robo de la historia. ¿Qué hace la Contraloría? ¿Qué hace la
Fiscalía? ¿Qué dicen los jueces y magistrados del Poder Judicial? ¿Qué dicen
los políticos? ¿Qué dice la prensa también comprometida y cómplice de este gran desfalco? Nada. La
fiesta sigue. Y uno puede preguntarse si
cuál es el secreto de los malones corruptos de este país? Sencillo: El pacto político, el control
político. Dentro del pacto de la
corrupción ellos se eligen y se protejen. Eligen y controlan al Poder Judicial, nombra a
los Fiscales que deben simular que los investigan. Crean nuevos municipios
imposibles, impiden el control del financiamiento político y hacen que sus
declaraciones juradas de bienes sigan siendo un secreto. Señores se debe parar
este carnaval. La tendencia hacia el abismo no es ningún chiste. Se impone una
gran reacción ética de la ciudadanía. El tiempo que se tiene para eso se va
acortando muy aceleradamente.
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