EL SÁBADO ES PARA EL HOMBRE.
Es célebre la respuesta de Jesús a los fariseos que le
acusaban de violar la ley de Moisés en relación al descanso sabático por
arrancar espigas: “Se hizo el sábado para el hombre y no el hombre para el
sábado” Les dijo. A más de 2000 años
después, quizás se pueda preguntar si la Iglesia fundada por Jesucristo con sus
Apóstoles, era para todos los hombres o solamente para unos pocos creyentes y
privilegiados que terminarían por parapetarse en recintos dogmáticos excluyentes
fortalecidos por el poderío institucional.
La Iglesia peregrina y perseguida, de martirios y sacrificios, de
profunda hermandad y solidaridad, de pronto había accedido al poder político.
El 27 de febrero del año 380, el cristianismo se convirtió en la religión
exclusiva del Imperio Romano por un decreto del Emperador Teodosio. ¿Cuántos daños pudo haber significado este
hecho para la misión de una comunidad evangelizadora llamada a construir juntos
el Reino de Justicia y de Verdad al servicio de todos los seres humanos, sean o
no creyentes? No se puede negar la necesidad de la organización y de la institucionalización
de la Iglesia, pero no al precio de sacrificar su misión de redimir a los seres
humanos y reconciliarlos a todos con el
plan del Creador del universo. Prevaleció la idea de la Iglesia de los
salvados, de la que se esconde y condena al mundo, olvidándose a menudo de la
Iglesia que se abre con su amor y su mensaje para la salvación de toda la
humanidad. De alguna manera la “Iglesia Poder” se ha fortalecido, que siendo una institución humana y divina, en su parte
humana sangra y se pervierte con relativa facilidad. La corrupción llegó a la
misma Curia Romana con privilegios y evasiones en el manejo de los bienes y
recursos del mismo Estado Vaticano y las Diócesis y Arquidiócesis se han
convertido en muchas partes en poderes cerrados que auto protegen a pederastas
y abusadores sexuales causando un gran dolor y un daño inimaginable a toda la
Iglesia porque implican injusticia, atropello y escándalo a nivel mundial. En
este difícil escenario aparece el Papa Francisco, primer jesuita y
latinoamericano que accede al Pontificado. Un pastor preocupado por las ovejas
extraviadas. Exhorta a los pastores a
que salgan a las periferias; que se preocupen por los que están alejados, que
sientan simpatía y solidaridad con los más vulnerables y necesitados. Convoca el Sínodo de la Familia y lanza su
Encíclica “Amoris Laetitia” (La alegría del amor) en fecha 8 de abril del
2016. En ella deja constancia de su gran
preocupación por los católicos divorciados. Revisa las causales de nulidad y
exhorta a los Tribunales Eclesiásticos a que sean más expeditivos y menos
onerosos. Reclama el Pontífice que no se les abandone a los católicos
divorciados y en especial a los hijos de los mismos que deben seguir teniendo
la oportunidad de ser educados en la fe. Habla también del respeto de los gay y
lesbianas y cuando se le pidió su opinión sobre los mismos, respondió: “¿Quién
soy yo para juzgarlos?” Pero la preocupación de este hombre encorvado por el
peso de los años y la responsabilidad carece de límites y se extiende a toda la
humanidad. Con su Encíclica “LAUDATO SI”
(Alabado Seas Mi Señor) habla del cuidado de la casa común en un lenguaje claro
y contundente. “Mientras tanto – afirma
– los poderes económicos continúan justificando el actual sistema mundial donde
priman una especulación y una búsqueda de la renta financiera que tienden a
ignorar todo contexto y los efectos sobre la dignidad humana y el medio
ambiente (N° 56) Pero el Papa no se detuvo con el lanzamiento de su
imponderable Encíclica. Sabe que tiene
que hacer mucho más. Esa convicción le llevó a convocar un Sínodo de los
obispos católicos del Amazonas, con un urgente llamado a proteger la Amazonía
de los negocios y la codicia consumista porque considera que su hábitat natural
es vital para el planeta. El documento de la convocatoria, el Papa Francisco
solicita que se evalúe la posibilidad de ordenación de hombres mayores casados
como sacerdotes por la escasez de los mismos en tan vasta e importante región.
Incluso mencionó que en la reunión prevista para octubre del 2019 se considere también la posibilidad de conferir
algún tipo de ministerio oficial a las mujeres. Estas medidas especiales son
propuestas para la defensa de la Amazonía, tan amenazada y tan vital para todo
el planeta. (Diario Última Hora, 9 de junio de 2018) Esta es la Iglesia
evangelizadora que profesa, que celebra y testimonia la fe. Es la Iglesia
llamada a construir y a vivir el Reino de Dios. Pero no le perdonan sus
detractores, le consideran hereje y un peligro. Le piden que renuncie a igual
que su antecesor. Pero este es el Papa que sangra por dentro pidiendo perdón a
las víctimas de los crímenes y abusos de niños; que pide a obispos sospechados
de encubridores que pongan sus cargos a disposición. Para todos los creyentes el Papa Francisco es
un hombre de Dios, y aún para los no creyentes, un verdadero líder religioso
mundial que se mantiene fiel a su misión y a los grandes desafíos de su tiempo.
Lo que corresponde entonces para las
personas de fe es dar gracias a Dios por su vida, orar por él y decirle, como
lo hicieron en una gran campaña los jóvenes comunicadores católicos del Brasil
(Signis joven Brasil): “FRANCISCO ESTOU AQUÍ” (Francisco estoy aquí) Confirmar
así al Papa Francisco que hay miles de millones de católicos y personas de
buena voluntad que confían en su persona y en su Pontificado.
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