HUMILLACIÓN
INADMISIBLE
El Paraguay es un país abierto, generoso, y
hospitalario. Aquí los extranjeros
siempre fueron bienvenidos, pero es necesario aclarar que nuestra hospitalidad
no puede ser malentendida y que la misma no puede ser invocada, de ninguna
manera, para los abusos y los atropellos y mucho menos para la humillación. En
este momento se está dando una situación inadmisible en el camino a Santa
Teresa, Caazapá, donde 120 familias campesinas estarían siendo retenidas por la
fuerza, por los sojeros, a través de sus capangas, desde hace 15 días, al borde
de la ruta, con todos sus enseres y sus hijos chapoteando en los charcos bajo
la lluvia. El caso se da dentro de la campaña del INDERT (Instituto de
Desarrollo Rural y de la Tierra) de la recuperación de lotes ocupados y explotados
por sojeros brasileños y brasiguayos, a los que accedieron de manera ilegal, a
través de las famosas compras de derecheras, que no dan ningún derecho, porque
no pueden invocar la condición de “compradores de buena fe” porque tienen
conocimientos de que están incursos en un acto ilegal, que no puede legitimar
la tenencia de esos lotes que ocupan. La misma Embajada del Brasil en el
Paraguay se ha encargado de advertir a sus conciudadanos que es ilegal intentar
adquirir la tierra en esas condiciones. Este caso es grave, porque no es que
los campesinos invadieron esos lotes, es el propio estado paraguayo, a través
del INDERT, el que concedió esos lotes a
los campesinos e incluso intentó asentarlos, pero la reacción violenta de los
sojeros impidió el acceso a los mismos por la fuerza, a través de sus capangas
o guardias privadas contratadas. Ya después están intentando una justificación
legal de sus actos a través de la chicanería jurídica, buscando por ese medio
modificar la decisión del propio estado paraguayo ejercida por medio de la
institución especializada correspondiente. La denuncia es grave. Las 120
familias estarían retenidas por la
fuerza, con sus dirigentes amenazados de
muerte. Si esto fuera cierto, sería una humillación inadmisible bajo todo punto
de vista. ¿Por qué el INDERT no contó con el apoyo de las fuerzas policiales
para hacer cumplir su cometido y proteger a las familias campesinas afectadas?
¿Por qué unos compatriotas nuestros deberían ser retenidos por guardianes del
sector privado? Aquí mínimamente se está dando un problema de soberanía. La
injusticia no puede estar asentada mientras a los beneficiarios legítimos se
les despoja y se les humilla. Esta ocupación ilegal de lotes destinados a la
reforma agraria, por los que no califican como beneficiarios, que accedieron a
los mismos trasgrediendo las normas vigentes, es un problema para ratos, que
incluso puede llegar a tener trascendencia mediática internacional, es decir
afectar las buenas relaciones con el Brasil. Pero el país no puede renunciar a
su soberanía, no puede humillarse legitimando un acto ilegal. La razón y la
justicia deben imponerse como una condición mínima de respeto en las relaciones
internacionales. La coherencia en la defensa del bien común así lo exige.
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