EL POETA OVACIONADO.
El 2 de diciembre pasado, se rindió un homenaje de
recordación en la Embajada de Paraguay en Buenos Aires, al gran poeta
compatriota Don Elvio Romero, por ser el día de su natalicio. En esa fecha
debía cumplir 88 años. Es importante que la sociedad sea grata y reconocida
hacia sus miembros distinguidos. Rendir homenaje, agradecer y aplaudir a quienes se merecen, son actos de valoración
y al mismo tiempo de compromiso. Compromiso para los que son distinguidos en su
honor y compromiso, y estímulo para
otros que puedan sembrar sus trayectorias de nobleza y de virtudes. Rescato del
material de archivo y comparto una de las publicaciones de Jesús Ruiz Nestosa de
sus inolvidables “Crónicas del Terráqueo” de aquellas ediciones dominicales del
diario ABC color, dónde con las palabras justas resalta el homenaje que se le
tributó al poeta Elvio Romero, en la noche en que en el teatro Paraguayo –
Japonés, se interpretó por primera vez,
“María de la Paz” de José Asunción Flores, la obra para la cual este poeta
escribió los textos. “Es notablemente significativo que la ovación a Elvio
Romero, fuera antes de pronunciar una sola palabra” comenzó diciendo Jesús Ruiz
Nestosa, y continuó: “De haber sucedido lo contrario, la gente podría estar
aplaudiendo lo que acabara de decir, entusiasmada por su capacidad oratoria,
emocionada como es capaz de emocionar el poeta. Pero no, la ovación la recibió
antes, lo que quería decir que la gente le estaba tributando homenaje por el
discurso más largo que hizo Romero en toda su existencia: El discurso que
conforma su vida. El tributo que recibió Elvio Romero, puede ser considerado
por el escritor como una de las recompensas más honrosas de toda su carrera, ya
que, lastimosamente – dijo – no siempre el talento va acompañado de la
integridad moral correspondiente” Nuestro comentarista, concluyó su columna de
aquel día con estas palabras: “Hoy estamos convencidos de que la historia puede
ser cruel, en algunos casos, pero siempre termina siendo justa. Ojalá que todos
tuviésemos la oportunidad, en algún momento de nuestra vida, de subir a un
escenario y recibir la misma ovación que recibió Elvio Romero, no por el
discurso pronunciado en ese momento, sino por el discurso vivido a todo lo
largo de una existencia” Consideramos oportuno y justo que se haya resaltado un
acontecimiento de esta naturaleza. Es reconfortante saber que el público en
aquella ocasión, un poco en representación de todos nosotros, haya tenido aquel
gesto de gratitud y reconocimiento hacia un hijo ilustre de nuestra patria. Y
que no solamente se distinga al talento, sino a la misma persona, a su
trayectoria, a su testimonio de dignidad. Podemos regocijarnos por ello, porque
hecho como éste, no es muy usual en nuestro país y especialmente en los últimos
tiempos tan signados por la falsía y la adulación. Rendir homenaje y
reencontrarse en aquella jornada con el maestro José Asunción Flores y el poeta
Elvio Romero, era vencer la distancia de un largo e injusto ostracismo.
Homenaje de esta naturaleza permite redescubrir la valía de esta tierra, la de
su historia y la de sus hombres y mujeres ilustres. Debemos sentirnos gratos y
reconocidos al recordado gran poeta Elvio Romero, por su contribución y su
herencia y por su bellísimo testimonio. Debemos auscultar y enriquecer nuestro
sentimiento en la fuente imperecedera del arte, la cultura y el heroísmo de
nuestro pueblo, en la búsqueda de toda la fuerza necesaria, para decidirnos,
más que nunca, a luchar por la causa de la dignificación de nuestro país.
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