BRINDIS.
Cada uno decidirá si
tiene o no un motivo para un brindis en este día. Quizás se pueda brindar por algún éxito logrado, por
unas nuevas perspectivas o por la esperanza que representa un nuevo año. En el brindis siempre hay un deseo, oculto o
manifiesto. Por lo tanto en cada brindis hay un sello personal que se comparte
y se hace colectivo bajo el signo de los buenos deseos. Se puede evitar el
brindis, no participar del mismo por alguna reserva justificada que tengamos.
Pero es probable que en general, casi todos levantaremos las copas, porque
nunca la situación será tan crítica y tan descorazonada, como para no dejar
entrever alguna vertiente positiva. Nos duele este país. Son tantas las
injusticias. Son tantos los hermanos perseguidos y abandonados. Pero nunca la
lucha se puede abandonar. Porque nunca ocurrirá que todo esté perdido. Necesitamos
conservar el optimismo. Por ello y para ello me permito invitar a brindar por
la lucha y por la esperanza, porque en esto no se puede claudicar.
BRINDIS.
Un brindis que sorbe presuroso
el rubor de los instantes
de unos pocos logros
que un somero
recuento
apenas nos permite entreverlos.
Un brindis por el suceder constante
de los días grises o diáfanos
que fueron dejando en el surco
la simiente de nuevas realidades y esperanzas.
Un brindis porque en el entrechocar de copas
el tintineo se haga canto y rebeldía
que sean firmes y denodados
para no claudicar en la brega de los tiempos.
Un brindis
Porque siempre reine la justicia,
y prevalezca la
verdad del compromiso
en la lucha de todos por los
sueños de la vida.
Un brindis, al final:
Porque seamos fuertes en los embates,
para que nunca
decaiga en nuestras manos
la insignia venturosa que invoca imperturbable
la decisión y la voluntad
de ser libres
¡Salud!
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