MENTIR POR OMISIÓN
La mentira es una afirmación realizada por alguien que de
antemano cree o sospecha que lo afirmado es falso en todo o en parte, esperando
que su interlocutor le crea logrando así que la realidad se oculte en forma
parcial o total. Mentir implica siempre un engaño intencionado y consciente. Mentir por ello no es igual o equivalente al
hecho de estar en un error. Estar en el error es tener un concepto equivocado o
juicio falso, contrario a la verdad, de manera sincera y honesta. Todos estamos
llamados por ello a estar siempre atentos para superar nuestras
equivocaciones. También hay que estar
atento con respecto a las “medias verdades” que en general pueden resultar
“mentiras enteras” En ese sentido se puede recordar que: “Un vaso medio vacío
de vino es también un vaso medio lleno, pero una mentira a medias, de ningún
modo es una media verdad” (Jean Cocteau) Hay muchas mentiras que se cometen por
omisión. En estos días www.abc.es/Sociedad posteó la
siguiente información: “Un hombre del estado de Oregón, EE.UU. fue condenado a 30 días de cárcel y al pago
de una multa de 1.500 dólares por almacenar en su casa agua de lluvia. ¿A quién
pertenece el agua de lluvia? En EE.UU. al gobierno. Según la Ley de Oregón –
sigue diciendo el informe – el agua es de propiedad del estado, por lo tanto
quien quiera almacenar el agua de lluvia, deberá recibir una autorización de
los administradores de agua del estado” La información concluyó allí. Si la
intención fue llamar la atención, lo logró plenamente. Ya sabíamos – me dije – que más temprano que
tarde, el agua, el aire, todo se va a patentar y la gente tendrá que comprarlo
en el futuro para poder sobrevivir. Pero
la información era falsa por omisión, o por falta de contextualización. En los
comentarios generados en torno a la información se aclara el verdadero delito
de aquel señor del Estado de Oregón. El caballero represó el agua de varios
canales perjudicando a sus vecinos de agua abajo. Ya tenía una pena de tres
años de libertad condicional y la orden de abrir las compuertas, pero las
volvió a cerrar. La pena de prisión y multa era por desacato. En nuestro país
fueron desviados el Río Tebycuary, el Río Apa y el Río Pilcomayo, y se secaron
los humedales del Ñeembucu, sin que nadie fuera castigado y, las informaciones
al respecto, fueron omitidas, al no tener seguimiento. En nuestro medio, en nuestra prensa todos los
días somos testigos de falacias y de manipulación. Quizás convenga recordar que
“falacia” es un argumento falso pero aparentemente verdadero para inducir a
error o engaño y que “manipular” es controlar sutilmente a un grupo de personas
o a la sociedad en general, impidiendo que sus opiniones y actuaciones se
desarrollen natural y libremente. Nuestros políticos mienten diciendo medias
verdades o con argumentos falaces. Aseguran que van a luchar contra la
corrupción y el narcotráfico pero no cambian de conducta en sus desempeños.
Siguen apelando a la financiación del dinero oscuro en sus campañas políticas,
quedando así comprometidos de antemano con sus financiadores. La ciudadanía
está embargada por los falaces y manipuladores, y se carece de una prensa
comprometida con la verdad para liberarla del dominio del poder político y
económico. Se necesitará de una gran sacudida ciudadana para desbaratar los
planes de los grandes manipuladores que enajenan el destino del país.
Comentarios
Publicar un comentario