EL PACTO DE LA IRRACIONALIDAD
Fuertes reclamos de la Iglesia Católica en el Te Deum del 15
de mayo en la catedral metropolitana. El oficio religioso fue presidido por el
Obispo Emérito de la Diócesis de Encarnación Mons. Ignacio Gogorza, quién en su
homilía frente al Presidente de la República y las más altas autoridades del
país clamó por una “justicia independiente y una lucha implacable contra la corrupción” Denunció además las
inhumanas condiciones de las penitenciarías nacionales y expresó el deseo de
contar con un Estado que “propicie una función pública consciente, sin
privilegios y que genere cambios en la equidad” (Diario Última Hora en su
edición del jueves 16 de mayo de 2019) Lastimosamente
los mensajes tienen, normalmente, un breve tiempo de impacto mediático y
después la vida continúa y los cambios se retrasan o se difieren. Lograr una justicia independiente es un gran
objetivo que debe ser proclamado y reclamado por toda la ciudadanía. Pero ¿cómo lograrlo
dentro de un sistema político corrupto? Mientras los nombramientos y la
remoción de los cargos dependan de la clase política corrupta, será imposible.
Varios de los miembros de la Corte Suprema de Justicia fueron sometidos a
juicio político. Algunos de ellos se libraron del juicio, y entre los tres que
fueron acusados, uno terminó su mandato y se retiró aun con serias acusaciones,
otro fue expulsado unos días antes de jubilarse y al tercero, la Cámara de Diputados, resolvió
retirar la acusación sin ningún argumento valedero, cuando el caso ya no dependía
de esa instancia porque ya estaba en la Cámara de Senadores, pero para peor
esta Cámara a su vez, aceptó el retiro de la acusación de los diputados. ¿Porque
se ha dado este caso? Sencillamente porque varios de los legisladores de la Cámara acusadora y la del Senado que
actúan como jueces, tienen cuentas pendientes con la justicia y es lógico
suponer que negociaron sus casos. Este acto de total incongruencia jurídica se
dio dentro del marco del pacto de la impunidad.
El pacto azulgrana (liberales y colorados), el pacto del oprobio, el
pacto de la irracionalidad. Este pacto impide que la Contraloría General de la
República cumpla mínimamente sus funciones, para intentar impedir el robo
escandaloso en las gobernaciones y municipios del país y también en las
instancias administrativas del gobierno central. Este pacto asegura por ley el blindaje de los
funcionarios públicos que una vez que tengan estabilidad (a dos años de su
nombramiento) es imposible despedirlos por más supernumerarios o delincuentes
que sean. En estos días un periodista decía ¿Porqué Asunción tiene que tener la misma
cantidad de funcionarios que la ciudad de Río de Janeiro (Brasil)? Sencillamente porque el actual Intendente de
la ciudad de Asunción no les pudo destituir. Además de los derechos adquiridos
hay que lidiar en la ciudad capital con 14 sindicatos que pueden hacerle imposible
la gobernabilidad a cualquier jefe comunal. Veamos el caso de Ciudad del Este.
Una gran reacción de la ciudadanía impuso la elección de un joven Intendente. ¿Le
dejarán gobernar? ¿Tendría la posibilidad de ser reelecto? No se sabe, porque
el pacto de la corrupción sobrevive a las derrotas. Por un lado es justo que
los funcionarios públicos y los trabajadores en general tengan estabilidad,
pero en nuestro caso, en la cuestión del funcionariado público, se aplicó una
política de gran prebenda cuyas consecuencias son imprevisibles para la
administración del país. Esta es una realidad que se calla y se silencia por
más conocida que sea. ¿Hasta qué punto esta situación incide en el ajetreo
político nacional? Hay grandes intereses políticos de por medio. Se impide
mejorar y ampliar la base impositiva. Se impide el buen control de los gastos
públicos. Tenemos un país deficitario y paralizado. Para muchos la palabra cambio es una
herejía. El sistema corrupto se
viabiliza a través de un tenebroso pacto subterráneo. Por eso, para intentar superar esta situación,
se necesitará también de un gran pacto de toda la ciudadanía honesta y el empuje
de nuestros jóvenes. Necesitamos una nueva generación de ciudadanos que
promueva con fuerza como estandarte, la bandera de la justicia, de la libertad
y del bien común de la nación.
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