¿QUO VADIS PAIS?
¿Hacia dónde va el
país? Es la gran pregunta que debe tener preeminencia y predominio en el pensamiento de
todos nuestros conciudadanos de adentro y de afuera en la presente coyuntura
nacional. Los primeros debates en función de las próximas elecciones
nacionales ya están instalados y las perspectivas que se insinúan dejan mucho
que desear. Más allá del distractivo
debate sobre las posibilidades de la reelección que se viene agitando no se
ataca el problema de fondo que es la corrupción y la informalidad. ¿Cómo fortalecer la institucionalidad de la
República? Se necesitará en primer lugar fortalecer el sistema judicial y para
ello se deberá liberarlo de la incidencia de los intereses mezquinos y
mercenarios. El país se debate en la
pobreza con grave falta de recursos para la salud, la educación y la vivienda
digna y sin embargo es altísima la evasión tributaria, no hay suficiente fuente
de trabajo, y se ahondan cada vez más las desigualdades entre ricos y pobres.
En contraste con esta realidad el gasto
público es muy mal manejado, el planillerismo es abundante y costoso, el robo
de los fondos provenientes de las binacionales es todo un escándalo y los
ladrones gozan de impunidad amparados por la complicidad política partidaria. El país sigue prisionero del bipartidismo
tradicional. Una tercera fuerza de centro izquierda no estaría aun capacitada
para romper con el bipartidismo. Hay pocas posibilidades de que de nuevo se
conformen alianzas de movimientos de centro izquierda con algunos de los
partidos tradicionales, por la pésima experiencia última del comportamiento del
Partido Liberal Radical Auténtico que traicionó a la causa. ¿Cuáles podrían
ser entonces las posibilidades de cambios reales en la administración del país
a partir del 2018? El Partido Liberal Radical a primera vista no tiene fuerza,
no tiene candidato fuerte, y tampoco es confiable como posible aliado. Dicen
que pueden ganar al Partido Colorado, pero ganar para qué. Está muy complicado
con la corrupción generalizada en el que está inmerso el país. El Partido
colorado por su parte, quizás sea la fuerza política con más posibilidades de
continuar en el poder, pero poder para qué, si no tuvo hasta ahora la capacidad
de combatir a la corrupción y al clientelismo.
Con lo que se ha señalado hasta
aquí, el panorama se presenta sombrío. Es cierto que tenemos la obligación de
tener esperanza. ¿Cuáles podrían ser las situaciones que tendrían que darse
para que cambie la marcha del país? 1) Que los partidos tradicionales asuman
una actitud autocrítica y decidan cambiar por dentro aceptando que en estas
condiciones el país se está volviendo inviable y por lo tanto hay que cambiar
sí o sí la miserable práctica política del prebendarismo. ¿Están en condiciones
los partidos tradicionales de generar este cambio? Y 2) Que los mejores
ciudadanos de todos los partidos, por fin se decidan conformar una gran
concertación que restituya la esperanza al pueblo y promueva el cambio que el
país necesita con tanta urgencia. ¿Será esto soñar demasiado? Es probable, pero
siempre será mejor soñar y luchar por un sueño con toda nuestra fuerza para
intentar rescatar a esta nación tan heroica y tan postergada por las
injusticias y las inequidades de sus sucesivos administradores de turno.
Comentarios
Publicar un comentario