HUMILLACIÓN
DISCRIMINATORIA
En la subconsciencia
de los paraguayos parecería existir resabios de humillación que se nos ha
causado a lo largo de nuestra historia dentro del proceso de nuestra formación
cultural como persona y como comunidad. Eso
explicaría de alguna manera nuestra conducta en la relación con los
demás, cuando por un lado adoptamos actitudes de inferioridad, sujeción o dependencia que nos lleva a reírnos de nosotros mismos con
relativa facilidad, pero paradójicamente, como reacción compensativa, también
podemos sentirnos superiores con relación a otros grupos sociales a los que
fácilmente podemos humillar como si eso fuera algo normal, sin atinar ninguna
reflexión de autocrítica. Es lo que estaría pasando aparentemente con los
famosos chistes del “Cashique” o Cacique que se ha popularizado en
radioemisoras, canales de televisión, teatros, humorismo y la sociedad en
general, como si de pronto, todos nos
pusiéramos de acuerdo en promover esta dolorosa y tremenda práctica de
estigmatizar a los más débiles. Según
Bartomeu Meliá, la palabra “Cacique” no es de origen guaraní y fue impuesto en
el periodo colonial inventada por los evangelizadores, conquistadores y encomenderos para
relacionarse con los indígenas a través de una figura de autoridad. Es
posible que muchos compatriotas no acepten ningún cuestionamiento respecto a
los chistes del cacique considerando que el humor y la risa son maneras de
liberar emociones e impulsos que la sociedad reprime, como el miedo, el
sadismo, etc. Pero en nuestro caso, como lo señala el gran escritor paraguayo
contemporáneo Helio Vera, citado por Juan Manuel Silvero en su blog “Filosofía
para Guarango” el chiste donde “el
cacique asume el papel de subalterno, ridículo e ignorante, vicioso y
deshonesto, es el humor agresivo que abre cauce para ejercer una venganza
impune contra quienes consideramos inferiores a nosotros. Por medio del chiste
les matamos simbólicamente. Por medio de esos chistes, les hacemos saber que
serán expulsados una y otra vez de las ciudades, que las murallas impedirán que
caguen en nuestras plazas y las risas harán posible que nuestros hijos
jamás les reconozcan dignidad alguna”
Helio Vera, considera además que con los chistes del cacique “Atacamos a un
pueblo al que hemos castigado, postergado, saqueado, asesinado, despojado de
sus tierras, de sus bienes y de su cultura. Lo aplastamos, lo humillamos y
vemos con indiferencia que sus mujeres y sus niños, sucios y enfermos,
mendiguen en las calles, a quienes les negamos hasta una moneda para que coman
ese día, y encima los convertimos en blancos de nuestras pullas. Antes las
balas, el garrote y las motosierras y ahora el chiste, todo lo que podamos
usaremos una y otra vez para que perpetuamente sean ridiculizados y denigrados” Queda
flotando en el pensamiento esta dura y contundente interpelación de este
reconocido periodista y escritor guaireño ya fallecido. No nos quedan dudas de
que se trata de una humillación injusta y discriminatoria. Compartimos con él de
que, quienes cuentan o celebran los
chistes del cacique deberían sentir vergüenza y pedir perdón por tan grave
ofensa a la dignidad de nuestros hermanos indígenas.
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