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LA IRRACIONALIDAD DEL ENERVAMIENTO.

LA IRRACIONALIDAD DEL ENERVAMIENTO


Como si el país careciera de cuestiones fundamentales que discutir y considerar, en los últimos días y bajo el acicate de la prensa que apela a cuantos recursos existan para llenar sus espacios, la ciudadanía fue sometida a un bombardeo informativo innecesario sobre cuestiones que enervan los ánimos por la irracionalidad del tratamiento a que han sido sometido algunos casos puntuales.  Uno de ellos son las ordenanzas de prohibición del trabajo de los limpiavidrios de vehículos en las calles de Asunción y San Lorenzo. Hay tanta incoherencia en estas disposiciones municipales desde la misma fundamentación terminando en la verdadera inaplicabilidad de las mismas. En primer lugar es un grave error desconocer que detrás de estos trabajadores de la calle existe un grave problema de desocupación y falta de fuentes de trabajos; más de lo humillado que ya están se les humilla aun más con el maltrato de esta ordenanza de imposible cumplimiento. Se miente de antemano cuando se afirma que lo que se pretende es darles un trabajo digno para todos ellos. No existe suficiente fuente de trabajo y si, por si acaso, se consiguiera empleos para los 153 limpiavidrios censados en la capital, en breve aparecerán otros 200 haciendo la misma cosa. Ofrecer el servicio de limpiavidrios en las calles no es delito, a lo sumo una falta, y por tanto está fuera de la acción policial. Y lo más risible es que se pretende castigarles con una multa muy elevada, imposible de ser pagada, por gente que vive arañando unos pocos guaraníes para paliar sus necesidades. Lo único que se les debe combatir es la actitud agresiva y abusiva de algunos de ellos. Algunos incluso pueden estar drogados, pero este hecho tiene otro tipo de tratamiento y no se debería generalizar.  Molestán, si. Los pobres molestan. Lo mismo pasa con los indígenas y los niños de la calle. Esta es una dura realidad social que se irá incrementando si no se ataca a las verdaderas causas. Pero la intención de prohibir la presencia de los mismos en las calles por una legislación puede resultar absurda y enervante.  El otro tema agitado en estos días hasta el cansancio y con el pretexto –dicen-  de defender los intereses de los conductores es el lento tráfico ocasionado por la obra que se está iniciando en las calles Madam Lynch y Defensores del Chaco. Que se tarda dos horas para acceder al centro de Asunción desde Luque, que los caminos alternativos no están terminados, o que no hay coordinación entre las comunas afectadas y el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones.  No sabemos el motivo del porque se quiere enervar sobre el tema, si la situación ya ha estado así, antes del inicio de la obra. Los caminos alternativos algo van a alivianar, y la misma obra de la rotonda también algo va a alivianar.  Asunción y gran Asunción ya está con tránsito colapsado y cada vez será peor. Hay una total falta de planificación urbana. El parque automotor ha crecido enormemente facilitado especialmente por la importación de vehículos chatarras, bajo imperio de padrinos muy poderosos. Vehículos que contaminan las ciudades y pueblos, no son sometidos a ningún control técnico y hacen aumentar los lava-deros. Reconozcamos que son importantes las obras públicas, pero no a cualquier precio ni a cualquier forma. Por ejemplo el túnel de la avenida “Ñu Guazú” frente al Botánico conduce peligrosamente a un embudo que reduce en un trecho muy corto, cuatro carriles a dos. ¿Está justificada esa obra? No sé. ¿Se está justificando el gran endeudamiento del país? Tampoco sé. No hay dudas de que tenemos temas para enervarnos, pero debemos estar atentos y no caer en la trampa del vyro reí inducido.

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