LA TRAGEDIA DE DON
FROILAN
Al señor Rector de la
Universidad Nacional (aparentemente ya no se merecería el título de “señor”)
todo le iba muy bien. Había ganado la elección de la asamblea universitaria
cómodamente, y no tuvo empacho para reconocer al padrino que tuvo a quién
agradeció públicamente. El padrino tampoco se ahorró en elogios. –Es un
Ferrari, frente a un Escarabajo, había sentenciado orgulloso. Don Froilán
Peralta seguía tranquilo en su administración, tenía todo controlado. Tan seguro estaba de sí mismo que dictó una
resolución por la que declaraba que el rubro de docentes del Presupuesto de la
Universidad Nacional podía ser reprogramado para cubrir salarios de personal
y/o completar otras remuneraciones básicas. El mismo se auto asignó el rubro de seis materias en la Facultad de
Veterinaria, con lo que su salario pasó de 31 millones a 51 millones de
guaraníes. Por supuesto las cátedras nunca fueron ejercidas. Nadie se había
percatado de este cambio, y si algunos se percataron, se mantuvieron en
silencio. Para cualquier eventualidad era bueno mantener una cómoda y fiel
mayoría en el Consejo Superior Universitario y por ello le pareció acertada la
decisión de otorgar algunos rubros a los representantes estudiantiles ante el
Consejo. Contrató una Secretaria que
tenía título de profesora parvularia, con asignaciones de docencia. Pero no se
quedó con eso, también contrató a la madre, a la hermana y a otros familiares.
Total quién podía objetarle sus decisiones. Estas discrecionalidades no eran nada
frente a otras decisiones administrativas. Decanos, docentes, estudiantes
de cualquier estamento tenían que soportar sus prerrogativas y su tiranía. Este super poder cuenta con historia y
tradición dentro de la Universidad Nacional, donde realmente nunca hubo cambio,
nunca llegaron los vientos de la transición democrática. Don Froilan, tan
seguro de sí mismo, no se percató de que algo estaba cambiando. Se había
establecido que las instituciones públicas debían publicar sus nóminas de
personal con todos los datos de sus remuneraciones y coincidentemente se
promulgó la Ley de Acceso Obligatorio a la información pública. Por esa vía, quedaron
expuestas las planillas de la nómina del personal y sus asignaciones. No se
preocupó mucho, contaba con buenos padrinos y tenía al Consejo Superior
Universitario bajo control. Pero no
contaba, no podía contar con ello, con la reacción de dignidad en cadena que
desataron los jóvenes en esta rara primavera de los últimos tiempos. En primer
lugar fueron los jóvenes de la secundaria, quienes protagonizaron una
espectacular marcha pidiendo una educación de calidad, y a continuación los
estudiantes universitarios inspirados en los más jóvenes tomaron el Rectorado
de la Universidad Nacional, reclamando y exigiendo la renuncia del Rector
corrupto. Con los gritos de “La UNA no se calla” “Fuera Froilán corrupto” y
otros cánticos, comenzó una larga
vigilia. No aceptaron el simple pedido de permiso, y no confían que la asamblea
universitaria, destituya al Rector. Hay resistencia y temor. La estructura del
poder basado en el prebendarismo, la interferencia política y la corrupción se
mantiene firme, y la salida de una sola persona no será suficiente para
rescatar a la Universidad Nacional de Asunción de la miserable degradación a
que ha sido sometida. Intentarán ganar tiempo para desarticular la arremetida
estudiantil por lo que será urgente y necesaria la participación y el apoyo de
toda la ciudadanía para impedir que tan
formidable grito de dignidad sea acallado.
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