FUERZAS DE TAREAS
SEPARADAS
Momentos de confusión
en el norte y en el país. En dos ocasiones y en menos de una semana, cinco
miembros de la policía nacional fueron acribillados y masacrados y sus medios
de transporte incendiados. La primera confusión es referida a la culpabilidad o
atribución de los atracos. Un comunicado de la propia Presidencia de la
República atribuía el hecho al narcoterrorismo, mientras que según
investigaciones posteriores vuelven a hablar del mítico EPP (Ejército del
Pueblo Paraguayo). Cada vez está siendo más aceptada la vinculación de
estos crímenes al narcoterrorismo. A esta altura ya es impensable que un grupo
de criminales pueda desenvolverse con tanta facilidad y con tanto poder
operativo sin la connivencia y cooperación de los narcotraficantes. Casi todas las avionetas que transportan
drogas desde y hasta nuestro país operan en las estancias de la zona, que son
verdaderos fuertes irreductibles. Los propietarios en general son
narcotraficantes y cultivadores de marihuanas, algunos de ellos están siendo
enjuiciados. Es imposible pensar que los grupos criminales operen en la
zona sin apoyo de los narcos, y hasta pueden ser sus propias creaturas. En ese escenario la denominada Fuerza de
Tarea Conjunta está aparentemente cada vez más desajuntada. Las víctimas siguen
siendo policías, muy expuestos y desamparados. Los familiares de los cinco
policías muertos salieron a las calles como nunca antes, a reclamar por sus
víctimas. En sus denuncias desnudaron que el personal de policía carece de
armamento necesario, no tiene seguro de vida, compra sus armas de reglamento y
sus proyectiles, cobra poco, no tiene comidas ni comodidades mínimas necesarias
y cumple sus funciones en improvisadas subcomisarias que no pueden resistir
ningún ataque de cierta importancia. Mientras que los soldados del ejército
permanecen en los destacamentos. El Comandante de las Fuerzas de Tarea Conjunta
es un militar y responde directamente al Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas, que es el Presidente de la República. Las fuerzas policiales tienen un
Jefe Operativo en la zona, que está subordinado por un lado al Comandante de
las Fuerzas de Tarea Conjunta pero al mismo tiempo al Comandante de la Policía
Nacional y al Ministerio del Interior. La
Policía mantiene una doble función: Por un lado la lucha contra el terrorismo,
y por otro, la atención cotidiana de la seguridad de la población. Ahora, en
vista de los últimos asesinatos de policías, comenzarán a cerrar las
subcomisarías. Esto significaría en la práctica que el gobierno y las Fuerzas
de Tarea Conjunta carecen de un plan operativo adecuado. Por su parte los
legisladores reclaman la falta de resultado a pesar del elevado presupuesto
aprobado para financiar la presencia de las fuerzas operacionales para el combate
del terrorismo en el norte. Es casi segura la interpelación de los máximos
responsables de la seguridad pública lo que no garantiza que los mismos sean
removidos. Es hora de sincerar la
cuestión. El verdadero problema del país es la narco política y para ese
combate es probable que no sea necesario recurrir a la ayuda de fuerzas
operativas del exterior, salvo que eso forme parte de algún otro propósito que
la ciudadanía no conozca. La narco política debe ser combatida desde adentro y
debe ser una lucha frontal y decisiva antes de que destruya la verdadera
institucionalidad de la República. Si se fracasa en esta lucha frontal, el
dolor y la muerte seguirán acrecentándose hasta límites insospechados que nadie
puede imaginar ni permitir.
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