CÁMARA DE
IMPUTADOS.
Comienzo
reconociendo que el título no es original, lo tomé prestado al Diputado Antonio
Buzarquis, quién habría afirmado que
“las imputaciones contra los legisladores recién empiezan y que si
siguen así la Cámara
de Diputados pasará a ser la
Cámara de los Imputados”. (Ultima Hora, 20 de marzo 2014,
pág. 2). La decisión de desaforar al
Diputado José María Ibáñez fue por amplia mayoría. Pero independientemente de
esa decisión fueron llamativos los argumentos utilizados por los oradores en
esta ocasión. En general atacaron a los fiscales y a los medios de
comunicación. De los primeros, llegaron a decir que “cada paso que realizó la Fiscalía en el marco del
proceso fue una violación de la Constitución
Nacional , pero que a pesar de ello, tuvieron que votar a
favor del desafuero como consecuencia de una presión mediática y gran
persecución política”. Otro, salió afirmar que “se está resquebrajando la
estructura de la República ,
estamos renunciando a un derecho constitucional por temor a los escraches”.
Mientras que otro colega calificó de “terrorismo de Estado” lo que se da desde la Fiscalía contra los
parlamentarios y acusó a sus colegas de complicidad al aceptar el desafuero, a
pesar de los errores cometidos por el Ministerio Público y que de ese hecho se
van a arrepentir en muy corto plazo.
En síntesis
hablaron de una presión mediática con el objetivo de atacar la clase política.
En este
punto parecería oportuno formular algunas consideraciones. En primer lugar
habría que aceptar que se está dando un esbozo de cambio de paradigma. En ese
sentido los señores parlamentarios tienen razón. ¿Qué está pasando? ¿Por qué
todo lo que venían haciendo como actos normales tiene que cambiar? ¿Por qué el
súper poder y el súper privilegio que tenían y tienen están siendo atacados? ¿Cómo
se atreve a imputarles un fiscalito al que ellos nombraron y a quién pueden
destituir en cualquier momento? No nos será fácil responder a estas
interrogantes. El sistema político imperante de una corrupción generalizada llegó
al extremo, ya es imposible sostenerlo, ya no es viable. Esta es la dura
realidad que tanto cuesta entender para quienes la política es simplemente una
oportunidad de enriquecimiento personal, familiar o de grupo. No sabemos qué
dirán los señores Diputados, cuando tengan que tratar el pedido de desafuero de
otro colega, imputado por el desvío de más de mil millones de guaraníes
destinados a ayuda social, a indígenas y ayuda de emergencia. ¿De nuevo
hablarán de persecución política y de presión mediática? Hay que dejar que se
investigue. Si es cierto que se malversó ese dinero es algo tremendamente
grave.
¿Por qué se
habla de persecución política? ¿Qué se pretende? ¿Que se blanquee a todos
quizás? Pero ni el blanqueo puede asegurar que la política de la malversación
va a cambiar. Señores es la clase política la que tiene que cambiar. Tienen que
saber que la ciudadanía cada vez crecerá más en su exigencia y que con prensa,
con antorchas, con marchas y con lo que sea reclamará lo que sea justo porque
ya es insoportable que se siga robando a la gente los pocos recursos que
necesita urgentemente para vivir con un poco más de dignidad.
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