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EL RETORNO DE LA BARBARIE

EL RETORNO DE LA BARBARIE

En realidad, lastimosamente, la barbarie nunca se ha ido.  Permanece latente en cada ser humano siempre listo para aflorar y desarrollar los actos más viles y bajos que nos hacen recordar que la civilización propiamente dicha sigue siendo una obra inconclusa.  Por ello la contención de la barbarie a través de las normas legales y la condena social, cultural y moral es fundamental. Pero ¿Qué pasa cuando se relajan las normas legales y la misma comunidad considera justificables los actos de barbarie? En esas  condiciones son prohijados estos casos que constituyen una grave degradación humana y social.  Es lo que está ocurriendo en el país casi con el aplauso de un amplio público expectante.  Tomamos dos hechos como ejemplo de este retorno preocupante de la barbarie. Uno de ellos se refiere a los actos referidos a la toma de la justicia por mano propia. En estos días los vecinos sorprendieron a un chico menor de edad que había intentado realizar un robo domiciliario.  Alertados por testigos le dieron persecución y lo tomaron entre varios y le redujeron a golpes y patadas, otro sacó un cinto y le llenó de cintarazo. Le arrancaron el pantalón y otros, incluso, le pisaron la cabeza. El chico lloraba a grito mientras los presentes celebraban cada martirio.  El hecho se viralizó y llegó a la televisión abierta,  de esa manera centenares de miles de personas nos convertimos en testigos presenciales. Luego de varias horas llegó la policía para hacerse cargo del supuesto reo. Los vecinos se dispensaron satisfechos de haber castigado a un ladrón. En las redes sociales las opiniones vertidas en su gran mayoría expresaban conformidad.  El fracaso de las fuerzas de seguridad en el control de la delincuencia ha provocado la indignación ciudadana.  Pero es totalmente inadmisible la actuación vandálica de los vecinos. Cualquier ciudadano puede ejercer la función de policía en caso de flagrancia, pero la misma policía no está autorizada a infringir castigo y tortura una vez que el supuesto reo haya sido reducido.  El acto de los vecinos, sometiendo a torturas a un supuesto reo después de ser reducido, es ilegal y criminal. ¿Qué pasará si a consecuencia de las torturas fallece la víctima? Los actores deberán ser enjuiciados y condenados.  Aún el peor criminal tiene derecho a que se respete su vida. La tortura es totalmente prohibida y condenable. Podemos entender la indignación de la población ante la inacción policial, pero de ninguna manera se puede justificar la barbarie cometida. Veamos el segundo caso. El ciudadano Paraguayo Cubas lidera un grupo de compatriotas que se dedican a denunciar la corrupción en general y en especial de los que ocupan cargos públicos.  Las denuncias las realizan con sus presencias, con sus discursos o pintando las paredes con grafitis. Ya sufrieron prisiones por alterar la paz pública y por daños intencionales.  En concreto este grupo, encabezado por Paraguayo Cubas, se propuso visitar la ciudad de Concepción y seguir con su campaña de denuncias.  Al llegar a la ciudad les recibe una patota cuyos integrantes armados de palos y piedras, les rodean y les intiman a que abandonen la ciudad. Es una intimación ilegal que se realiza en presencia de las fuerzas policiales que no intervienen y observan a distancia.  Los patoteros les obligan a abandonar la ciudad. ¿De dónde procede la autoridad y la impunidad para esta fuerza vandálica? Es una confirmación de la ausencia del Estado. Nadie puede ufanarse de estos hechos. Es la aplicación de la ley del más fuerte. Es la barbarie institucionalizada.  No se trata de simpatía o antipatía, es un caso de la violación de la ley. Estamos volviendo a los tiempos de las guardias urbanas.  Hay que recordar que los actos de barbarie se vuelven incontrolables y que, al final, todos podemos ser sus víctimas. Son situaciones de quiebre institucional y la amenaza de pérdida de todos los derechos y garantías ciudadanas. Es un retroceso sumamente delicado y preocupante que se debe impedir a toda costa.

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