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EL GRITO DEL NUNCA MÁS

EL GRITO DEL NUNCA MÁS

El miedo nunca se ha ido del todo.  Sobrevive en la desconfianza, en el autocontrol y en la auto censura. Nos deviene del tiempo de la noche larga de una dictadura que ha durado demasiado.  A menudo caemos en el voceo secreto de las murmuraciones porque recordamos que cada oído y cada sombra pueden volver a convertirse en delatores. Quizás a eso se deba que se tarde tanto en recordar, conocer y valorar los méritos de grandes luchadores de la libertad que supieron resistir heroicamente en el silencio de las mazmorras del tirano.  Es el caso del doctor Agustín Goiburú,  hasta hoy desaparecido, que desafió y humilló al dictador  al recuperar  su libertad desde una tenebrosa comisaría. El tirano le odiaba y le temía y tenía razón para temerle. El doctor Agustín Goiburú sabía que se enfrentaba a un monstruo que no se detendría ante nada pero eso no le acobardó aun sabiendo que se jugaba la vida en ello.  Américo Miño, abogado, miembro del Movimiento Popular Colorado, hoy también ya fallecido a quién conocía porque éramos vecinos en un edificio de apartamento sobre la calle Eligio Ayala, en Asunción,  me relató los detalles de uno de los atentados preparados contra el tirano. Se trataba de colocar una bomba en el cementerio de Encarnación, en el panteón de la madre del dictador hasta donde acudía puntualmente en cada aniversario de su muerte. “Me tocó a mí la responsabilidad de transportar los explosivos desde la Argentina hasta la costa paraguaya  que estaban colocados en dos latas de grasa de 20 litros sin tapa. Antes de abordar la embarcación nos abrazamos emocionados con Agustín, éramos conscientes de que ésta podría ser la última vez que nos veíamos, como así lo fue. La bomba fue colocada pero en esos tiempos la técnica de la explosión a distancia no era muy conocida.  El experto que tenía que venir para ayudarnos, falleció en un enfrentamiento con las fuerzas policiales, en Morón, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Entonces tuvimos que recurrir a la conexión por cable y para eso necesitábamos de la lluvia, para enterrarlo para que no se notara.  Llegó el día y el dictador no acudió a la cita.  Su instinto de conservación una vez más lo había salvado. Tuvimos que recuperar la bomba, que unos días después  fue explotada en la Plaza Uruguaya de Asunción, pero en ese operativo ya no tuve nada que ver”  Aclaró el doctor Miño.  Este relato demuestra que la lucha era desigual pero a muerte. Refleja la valentía y la decisión de un auténtico héroe civil de la libertad.  Su hijo Rogelio Goiburú sigue en la búsqueda del rescate de los huesos de las numerosas víctimas del tirano, entre ellas la de su propio padre.  Cuando se mencionaba su ímproba tarea, señaló: “Los paraguayos estamos obligados a trabajar en este campo de los derechos humanos para no repetir nunca más estos delitos de lesa humanidad” (Diario Última Hora, 29-I-2014) Agustín Goiburú debe estar en el conocimiento y la valoración de las nuevas generaciones. Hoy por hoy, para ello,  se cuenta con el excelente trabajo biográfico de Alfredo Boccia. Y en este momento, con la muy valorada película documental de Paz Encina: “Ejercicios de memoria” obra premiada y distinguida a nivel internacional.  Respecto a la misma, la periodista Rebeca González Garcete, expresa en la última parte de su comentario:

 “Porque sí, la vida sigue pero sin un cierre cuando el desaparecido “no aparece” ¿Vive o está muerto? Esa ausencia no resuelta se hace eterna y por ende se convierte en una viva presencia. “La incertidumbre es grande: Uno piensa que está vivo todos los días o que lo matan todos los días” reflexiona uno de los hijos de Goiburú. Desgarradora definición muy acertada. Finalmente – dice – aunque “Ejercicios de memoria” pertenece al género documental, su belleza narrativa lo convierte en un poema. Uno se emociona en diferentes momentos y por diversos motivos,  porque ya no es solamente la historia de una familia. Es la historia de un país, de un mundo que necesita recordar para gritar fuerte “¡Nunca más¡” ( Diario Última Hora, jueves 16 de marzo de 2017)

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