¿NEGLIGENCIA
O COMPLICIDAD?
Lo peor que
nos puede pasar como sociedad es la
pérdida de la confianza en el sistema judicial. Es un poco lo que le está
pasando a un país hermano y vecino, donde últimamente se suceden los casos de
la justicia por manos propias. En nuestro país, también lamentablemente tenemos
serias dudas sobre nuestro sistema judicial. Además de ser discriminatorio,
porque para los pobres en la generalidad de los casos la justicia no cuenta, el
poder judicial vive bajo la sombra de la sospecha de parcialidad y venalidad.
Uno de los hechos que sustenta esa presunción, por ejemplo, es el lento avance de las denuncias de
corrupción. El asesor jurídico de la Presidencia de la República , confirmó
que “43 causas penales están en manos
del Poder Judicial en distintos juzgados que suman un perjuicio patrimonial
estimado en 230 mil millones de guaraníes” (ABC, domingo 6 de abril del 2014).
Son causas que no se mueven porque las investigaciones no avanzan a pesar de
que en muchos casos existen pruebas contundentes. Seguidillas de incidentes
dilatan los procesos y los casos no se resuelven y eso que, en esta etapa,
están planteados todavía en el ámbito penal, cuya resolución es previa a la
necesaria demanda civil para embargar los bienes de quienes robaron al Estado.
Es muy común en nuestro país que todo se dilate hasta que prescriban y se
archiven los casos, mientras los defraudadores disfrutan de sus bienes
malhabidos con total impunidad. ¿Será negligencia o complicidad? Esa es la
pregunta que queda flotando. Y entonces qué podemos esperar de las denuncias de
corrupción que afectan a los parlamentarios. Es probable que lo más lejos que
se pudo haber llegado sea a la imputación y al desafuero ¿Serán condenados
algunos de ellos? Hay miles de millones de defraudaciones al estado en los
casos que están siendo investigados. Mientras tanto los mecanismos de defensa
ya fueron disparados. Hablan de persecuciones y amenazan con enjuiciamientos a
los jueces y fiscales que se atrevieron a investigar o a imputar a algunos legisladores. Otro hecho que hiere la credibilidad del poder
judicial de nuestro país se ha dado con el " hallazgo de algunos reveladores
escritos en la computadora de un Camarista, sobre presuntas tarifas para
comprar a ministros de la Corte ,
hasta con textos preconcebidos para la defensa jurídica de un narcotraficante,
confirma lo que es un secreto a voces. El gran mercado al mejor postor en que
se ha convertido la justicia paraguaya” (Andrés Colmán Gutiérrez, Al otro lado
del silencio, Ultima Hora, sábado 19 de abril de 2014). Lamentablemente debemos
concluir que tenemos un poder judicial no confiable y no podemos dimensionar el
daño que este hecho nos causa como sociedad, como país. Hay que comenzar a
indagar cuanto antes dónde está la causa. Cabe suponer la existencia de una
falla estructural que hace posible que
un poder político mafioso sea el que
nombra y remueve a los jueces y fiscales que, de esa manera, quedan sometidos a
la presión de los intereses espúreos. Sin un poder judicial confiable están en
riesgo nuestros bienes y hasta nuestras libertades. La ciudadanía debe
comprender que la institucionalización y el saneamiento del poder judicial,
deben ser grandes prioridades en la crucial batalla que debemos emprender en el
proceso de la dignificación nacional.
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