CUANDO LA GENTE NO
IMPORTA
¿Es lícito que un productor
televisivo a través de una cámara oculta, en plena vía pública, te genere con
artimaña una situación embarazosa, para hacer que se burlen de ti para luego,
sin tu consentimiento y conocimiento, utilizar el material grabado, en la
difusión de un determinado programa y jactarse además de ser los mejores en
este tipo de “bromas”? No tengo la respuesta exacta de si es o no es un
delito, pero de lo que estoy seguro es que se trata de una total falta de respeto
a las personas. Es una manipulación
miserable. Es un pobre recurso de la mediocridad televisiva, que recurre a una
pésima copia de programas extranjeros para presentarse ante la audiencia
televisiva con una supuesta originalidad mentirosa. ¿Se puede causar daños
de tipo moral o material con esta práctica televisiva? Por supuesto que sí y
los responsables directos tendrán que asumir las consecuencias de sus actos, no
pueden ser impunes. En este momento se
está viralizando el caso de la señora Justina Almirón, una docente jubilada,
que en plena vía pública, había sido víctima de una broma pesada del programa
televisivo “El Conejo” que simuló un accidente, haciendo que supuestamente una
pared se le venía encima a la señora para la filmación y utilización de la
misma con una cámara oculta, en una de las secciones del mencionado programa
que se difunde los días sábados en horas de la noche. La reacción de la señora
parecía muy graciosa, por el tremendo susto que había experimentado, pero se
dio la coincidencia de que la misma sufría de problemas cardíacos y tuvo que
ser internada de urgencia en un centro médico, de donde ya nunca se pudo
recuperar, y este jueves 28 de enero de 2016, falleció a consecuencia del
agravamiento de su estado de salud. En el tiempo de su internamiento, ella
misma y sus familiares, solicitaron al presentador del programa y a todo su
equipo de producción para que se hagan
cargo de los gastos de la internación. La respuesta habría sido más bien
grosera e irrespetuosa. La reclamante sólo fue visitada una vez y nadie
realmente se hizo responsable del caso, omitiendo todo tipo de ayuda y
consideración, según la denuncia de los familiares. Adujeron que la señora Justina Almirón ya sufría de la enfermedad y
que por ello no podían hacerse cargo de la situación de la misma. Los
familiares, reconocieron que era cierto, que ya sufría de la enfermedad, pero
la misma se agravó con la aparición de dos coágulos en el cerebro, que según
los estudios médicos fue a consecuencia del maldito y malhadado susto.
¿Cómo se elige a la víctima de la cámara
oculta? Al parecer es al azar, y por ello, además del mal momento que se le
hacen sufrir al prójimo, siempre puede darse una situación riesgosa. Ayer la enterraron en el cementerio del sur
a doña Justina Almirón y su hija de nombre Aura Marianela Torales Almirón, se
negó en medio del dolor a ofrecer declaraciones a la prensa sobre el caso. Los
familiares y los abogados de las partes, verán si hay lugar o no a las demandas
judiciales. Por de pronto el hecho deja una sensación de impotencia, ante la
pobreza y el abuso de la programación televisiva de nuestro medio. Actúan y
abusan de los televidentes con total impunidad y sin ningún control.
Parafraseando a Cicerón en sus Catilinarias, podríamos decir: ¿Hasta cuándo
abusarán de la paciencia?
Fuente: EXTRA, Press,
edición del 30 de enero de 2016)
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